Pocas personas saben describir el movimiento que el hilo invisible que entremezcla las 100.000 bolas que dan juego a la Lotería de Navidad realiza; menos todavía son capaces de preverlo. El cúmulo de conjeturas místicas y cabalísticas que se arremolina en la mente del vidente puede no despertar la confianza del ciudadano de a pie, pero sí que llama su curiosidad. Raro será que si alguien tiene la posibilidad de saber qué número piensa un adivino que saldrá el próximo 22 de diciembre decida rehusar a conocerlo. Está de suerte el lector porque aquí puede acceder a dicha información.

En las lindes del esoterismo parece adquirir gran presencia mediática la figura de Benita, anteriormente conocida como Maestro Joao. La vidente no tiene duda alguna: el 53.068 será el número ganador de el Gordo. Y va a más: el cuarto premio, dice, terminará en 56; el tercero, en 35; y el segundo, en 88. Difícil ser más directo.

Quien se ha ganado un renombre en redes sociales ha sido David Hernando, otro profesional del viejo oficio de la adivinación. “No se garantiza en ningún momento que dichos números sean los que salgan. El sorteo es un juego se azar y así debe tomarse”, advierte en un reciente vídeo, curándose de espanto, justo antes de apuntar que el Gordo, según dedujo de un sueño, será para aquel que tenga el 50056. “Mi amiga me dijo: ‘Nos volveremos a ver’. Luego apareció con un vestido de oro y de ella salía una luz brillante. Oro es cero, su número es cinco y la luz brillante es 056″.

¿Dónde caerá?

El destino del dinero es otra de las cuestiones que más suelen recibir los videntes en los días previos al sorteo. Rappel, otro de los grandes, no tiene duda alguna. Según el futurólogo, el Gordo caerá en la localidad madrileña de San Lorenzo de El Escorial, existiendo, piensa, la posibilidad de que caigan varios premios mayores en el mentado municipio.

De la sierra de Guadarrama, sin salir de la Comunidad de Madrid, puede viajar uno a Morata de Tajuña, donde vive Fabiola. La pitonisa, que lleva veinte años detrás de la bola de cristal como médium y astróloga, asegura que si supiera el número de la lotería no estaría donde está, pero que, según puede vislumbrar en la neblina de la adivinación, ve un “5 rodeado de rosa” y un “3 rojo que va a hacer feliz a mucha gente”. Y que tocará, cree, en un lugar con agua que “puede ser mar, puede ser río”; concluye con que tocará en Madrid y, amén de lo acuoso, en Valencia o Barcelona.

Sin ningún tipo de carácter vinculante, y con el único motivo de señalar las coincidencias entre los adivinadores, parece que, al menos, el universo conspirará para que salga el número 5, en menor medida para que figure un 3 y, con mucha seguridad, hará que toque en la Comunidad de Madrid —algo, por otro lado, tremendamente probable por la alta densidad poblacional de la región—.

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