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La nueva vida del niño viral con ‘Me comí una salchipapa’: 10 años después no olvida sus orígenes

El joven colombiano, que ha probado suerte como creador de contenido y en la política, jamás ha renegado de aquella canción.

La nueva vida del niño viral con ‘Me comí una salchipapa’: 10 años después no olvida sus orígenes

Un inocente vídeo hizo que Laureano José Muñoz Pinedo pasara a la historia de Internet un día como otro cualquiera. Tenía 12 años, el torso desnudo y un pantalón subido hasta la mitad de su abdomen. Ha pasado una década, pero muchos todavía silban al recordar aquella canción que catapultó al muchacho colombiano a la mayor y menos esperada de las famas: “Me comí una salchipapa, me comí una salchipapa y qué cosa tan sabrosa; y me quedó en la garganta porque no me alcanzó para la gaseosa”.

Laureano, natural de Villanueva, Guajira, es uno de los rostros más importantes de su generación en las redes sociales; y su vídeo, en cierta forma, marcó un antes y un después en la difusión contenido viral. Él solo cantó; y eso mismo sigue haciendo: diez años después, el joven se describe a sí mismo como “cantante de vallenato por pasión”.

Pasión por la música y aspiraciones políticas

En sus redes sociales comparte contenido relacionado con la música y, en concreto, con la canción que le inmortalizó porque, aunque hubo momentos en los que el peso de la popularidad debió ser asfixiante, jamás renunció a ella. De hecho, en los últimos días se ha viralizado un vídeo en el que entona aquella pegadiza melodía en plena calle, ataviado con un polo amarillo con dibujos de perritos calientes, con gafas de sol y sombrero. “Envejeció justo como todos imaginamos”, dice un usuario de X (Twitter, antes).

Según confesó entonces al diario El Pilón, el momento de la canción fue más fortuito que planeado. “Eran las 18:30 cuando mi papá nos dio a mi hermano y a mí 10.000 pesos para cenar. Nos dimos un paseo por la calle y vimos un puesto de comida rápida donde vendían salchipapas a 3.500 y 5.000 pesos. Como las de 3.500 eran muy pequeñas y teníamos mucha hambre, pedimos dos de 5.000 y no nos alcanzó para la gaseosa”, se sinceró a la citada cabecera.

Su vida cambió de golpe. “Me volví famoso de un momento a otro, ya no puedo salir a la calle como lo hacía antes con ‘pantalonetica’, sin camisa o a pies descalzos; los famosos no salen así, sino bien cambiaditos porque no falta el que llega a dejar para la gaseosa o tomarse la foto”, expresaba, acerca del impacto mediático y sobre su figura pública.

Más allá del fuerte vínculo que siente hacia la música, Laureano no ha dejado de probar diferentes suertes en su corta vida: además de un breve intento de iniciarse como creador de contenido, también probó suerte en la política y participó en 2021 como aspirante al Concejo Municipal de Juventud en la localidad de la que es oriundo. No ha parado de buscarse la vida sin abandonar aquello que se la daba antes del mítico vídeo. Ha llovido mucho desde aquel día cualquiera. Diez años.

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