Giro de guion en la ‘kiss cam’ del concierto de Coldplay: “No refleja la historia real”

Fueron apenas unos segundos incómodos en una noche de mediados de julio en Boston, pero bastó para que la vida de Andy Byron y Kristin Cabot cambiase para siempre. Ambos se encontraban abrazados, en actitud cariñosa y simulando la posición que Leonardo DiCaprio y Kate Winslet popularizaron en la proa del Titanic. La ‘kiss cam’ del concierto de Coldplay enfocó a la pareja. Y se deshizo entre caras tapadas y rostros de circunstancia. La estampa de una infidelidad.

O no. Lo cierto es que había pocas dudas acerca de lo que allí ocurría. El CEO de Astronomer y la directora de recursos humanos de la misma empresa, ambos casados con otras personas, afrontaron una tormenta laboral que derivó en la pérdida de ambos puestos de trabajo. Ninguno habló para otra cosa que no fuera criticar el devenir de una situación que, desde el primer momento, y amén del fenómeno viral en redes, se descontroló. Ahora, cuando ya ha pasado el huracán, salen a la luz nuevos datos que podrían tumbar una teoría validada desde su creación.

“Todo es injusto”

Ha sido una persona cercana a ambos quien ha deslizado a People que aquello que todo el mundo pensó y vio, en realidad, tenía poco que ver con la realidad. “Ese momento, que se volvió viral al instante, no refleja la historia real”, ha expresado, descartando cualquier atisbo sentimental que no fuera originado por pura amistad: “Kristin y Andy tenían una excelente relación laboral, una gran amistad. No hubo ningún romance”.

Que eran dos amigos pasándolo bien. Y ya. Y que el gesto captado se malinterpretó porque entre ambos los años y la cercanía habían construido una confianza personal sustentada en el respeto profesional. “Todo es injusto”, dice otra persona de su entorno, que lamenta el daño que el desarrollo de los hechos ha causado: “Creo que lo más impactante ha sido la cantidad de desinformación que ha circulado. Estas son personas reales, con vidas reales y familias reales”.

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No fue el trabajo lo único que ambos perdieron. Cuando la nube se colocó sobre el matrimonio, Megan Byron borró su apellido de casada en redes sociales (pasó a llamarse Megan Kerrigan) y abandonó la vivienda que compartía con el ejecutivo en Northborough, Massachussetts. Existiese o no una infidelidad, aquella noche en Boston cambió la vida de Andy y Kristin para siempre.

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