El oro olímpico Justin Best le pide matrimonio a su novia con 2.738 rosas amarillas por su racha en Snapchat
El remero estadounidense se arrodilló rodeado de una rosa por cada día en el que, junto con su novia, se han conectado a la red social de fotografías.
El remero Justin Best se irá de París con algo más que un oro olímpico. El deportista, uno de los integrantes del equipo estadounidense de ‘Cuatro sin timonel masculino’, una de las pruebas más importantes de la disciplina de remo, volverá a su país de origen con un anillo de compromiso compartido con su pareja, Lainey Duncan.
Los Juegos Olímpicos se han convertido en un lugar ideal para que deportistas o sus parejas cumplan su propósito de comprometerse a pasar por el altar. Ejemplos durante estos días hay varios, como el de la judoca española Laura Martínez, a quien su novio le pidió casarse con él pocas horas después de rozar la medalla de bronce durante la competición.
Lo significativo de esta historia es la manera en la que Best planteó un momento tan especial. Debajo de la Torre Eiffiel, el estadounidense hincó rodilla rodeado de 2.738 rosas amarillas. Una cantidad que podría parecer aleatoria, pero que no lo era, pues correspondía con la racha exacta de días que los dos llevan usando Snapchat de forma consecutiva.
La pedida de mano, en la que colaboró directamente la propia red social, aparece íntegra en la cuenta de Instagram del deportista. “Has estado conmigo desde el día uno. Supe que eras especial desde nuestra primera cita y cuando te dije que iba a venir a los Juegos Olímpicos me animaste a intentar conseguirlo”, pronuncia Best ante la emocionada mirada de Duncan.
La relación entre ambos data de siete años atrás. Los dos eran poco más que unos jóvenes adolescentes cuando protagonizaron juntos un musical en el instituto. El roce hizo el cariño y, poco tiempo después, la pareja comenzó una relación que pronto se consolidará para siempre. Snapchat es la herramienta que han utilizado todo ese tiempo para comunicarse en la distancia.
“Eres increíblemente hermosa, ferozmente inteligente. Tu bondad es inmensa. No conozco a nadie que no te ame. Esta será la pregunta más fácil de mi vida. Quiero pasar el resto de mi vida contigo y formar una familia juntos. Lainey, ¿quieres casarte conmigo?”, le cuestionó. La respuesta, obviamente, fue un sí rotundo.
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