Villoldo una exquisita oda a la tradición en pleno corazón del barrio de Salamanca
Un magnífico templo gastronómico donde nos aguardan esos entrañables sabores de antaño. Un precioso y acogedor espacio donde el tiempo fluye a otro ritmo y las prisas parecen no existir. Así es Villoldo. Uno de esos imprescindibles en nuestra lista de referencia, que una vez se conoce, nos tienta a volver mucho antes de lo que teníamos previsto, porque se come francamente de fábula.
Villoldo es el restaurante familiar de la familia Pedrosa. Un coqueto local a la altura del numero ciento treinta y cuatro de la madrileña calle de Lagasca, donde logran enamorarnos en cada visita con apetecibles elaboraciones con genuino sabor a tradición. Un inolvidable viaje al pasado que nos deleita con deliciosos sabores de la infancia, en un encantador espacio que invita al disfrute y a esas maravillosas sobremesas que tanto nos gustan.
Romántico. Elegante. Y, ante todo, sumamente acogedor. Nada más cruzar el umbral de Villoldo nos adentramos en una deliciosa aventura gastronómica que hará las delicias de los amantes del buen comer y del mejor beber. Un espacio protagonizado por un color blanco pulcro y mucho ladrillo, donde no falta nunca la luz natural y un coqueto patio inglés que parece sacado de un cuento de hadas.
En Villoldo los pequeños detalles son siempre los grandes protagonistas, tanto en la decoración, como en el exquisito servicio, hasta las esmeradas presentaciones de sus platos, obra de la increíble Pilar Pedrosa. Una apasionada de los fogones, que con más de cuatro décadas de experiencia perfila junto a su hijo, Alfonso Fierro, unas elaboraciones sublimes donde confluyen tradición y vanguardia.
En nuestra visita a Villoldo, comenzamos saboreando a modo de aperitivo, una sensacional crema de verduras con picatostes y ajo arriero, que llega a la mesa humeante y con un acertado punto picante que nos cautivó desde la primera cucharada. Aprovechando al máximo la magnífica propuesta de producto de temporada, continuamos con un plato fuera de carta ahora que estamos en temporada de setas. Nada mejor que dejarse seducir por la exquisita menestra de setas de temporada con huevo a baja temperatura que nos pareció un verdadero espectáculo. Una elaboración exquisita que nos condujo a una impresionante cecina de buey Valle de Esla, que merece la pena probar cuando se visita Villoldo. Realmente magnífica.
Pilar nos recomendó continuar con las alubias de Saldaña con liebre, ahora que estamos en temporada de caza y agradecimos plenamente su recomendación. Un guiso de cuchara rotundo, sabroso y delicioso, que dio paso a un seductor lomo de bacalao confitado en AOVE con ajos tostados con asadillo de dos pimientos. Una receta elegante, saludable y ligera que nos llevó directos al dulce momento del postre.
Para terminar, nos decantamos por las natillas de huevo con helado de galleta María y caramelo de canela, que nos hicieron viajar al pasado. Sin duda, el mejor final para nuestra primera incursión en Villoldo, que tenemos clarísimo que no será la última.
Villoldo, nos cautiva con una excepcional cocina de corte tradicional que sienta cátedra. Sabores rotundos. Elaboraciones exquisitas. Una propuesta de producto, que está a la altura de los paladares más sibaritas. La mejor señal... En cuanto sales de Villoldo... ya estás pensando en cuándo VOLVER.
VILLOLDO
Dirección: Calle de Lagasca, 134,
28006 Madrid
Teléfono: 910 22 45 52
Web: https://villoldomadrid.com/
Precio Medio: 45€