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Una soltera de ‘First Dates’: “Estoy tan buenorra que...”

Mari Luz, a sus 68 años, ha confesado ser una amante de la fiesta y ha confesado que no liga porque los hombres “se acojonan” con ella.

Una soltera de ‘First Dates’: “Estoy tan buenorra que...”

El restaurante de ‘First Dates’ acogió en una de sus últimas entregas a Mari Luz, una mujer de 68 años procedente de Seseña que llegó como si fuera un ciclón. Nada más entrar, la indudable protagonista de la noche confesó tener “doble vida de día y de noche”. Mientras contó sus quehaceres, Carlos Sobera no podía más que abrir la boca como gesto de asombro.

“Por la mañana hago lo normal, aunque intento estar lo menos posible en casa. Por la tarde, me voy con las amigas de compras. Y luego a bailar. Vamos, pero sin cenar, nos vamos a bailar directamente”, relató contando una de sus jornadas habituales. Una rutina que terminó con un corto, pero certero, “me gusta la juerga más que a un tonto”. “Tengo que salir porque me lo pide el cuerpo y vuelvo cuando cierran, a las siete de la mañana por lo menos”, agregó.

Con una vida tan activa, la pregunta de Sobera era clara: “¿Ligas mucho?”. “Ligo mucho, sí. Pero le dedico poco tiempo, porque todos van a lo que van. Les doy miedo, me ven que estoy tan buenorra que se acojonan. Yo quiero una persona seria, que sea un poquito más... Quiero una pareja que me acompañe”, certificó sobre sus preferencias.

El presentador no daba crédito ni tenía mucha confianza en poder encontrar a alguien afín a Mari Luz. “Con el tipo de vida que llevas va a ser difícil encontrar a alguien serio. Habrá que advertírselo al chaval, porque igual no viene preparado”. Casi sin quererlo, el vasco se llevó el elogio de la soltera. “Me gustaría alguien como tú, que esté bien físicamente y que no tenga que estar tirando de él”.

La primera impresión de Miguel cuando vio a Mari Luz fue buena. “Un poco delgada. Pero como dice aquel, en la cama son todas iguales”. Sin embargo, a la toledana no le convenció mucho la forma física de su cita, pese a que contó que había sido culturista durante 31 años. Los dos se fueron a la mesa, donde coincidieron en que la fogosidad era una cualidad innegociable. Como también lo era la vitalidad, que fue precisamente el punto que los alejó definitivamente, pues Mari Luz consideró que Miguel no iba a ser capaz de seguirle el ritmo.

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