FAMOSOS

Una guionista de ‘Friends’ explota contra los actores: “Sabían cómo hacer reír, pero...”

Patty Lin llegó a la serie en la séptima temporada y recuerda que no aprendió nada y que las lecturas de guion eran “agresivas”.

Actualizado a
Una guionista de ‘Friends’ explota contra los actores: “Sabían cómo hacer reír, pero...”

Friends es una de las series más aclamadas de la historia y algunas voces la sitúan incluso como la mejor obra de comedia que jamás hecho. Un 8,2 en FilmAffinity y un 8,9 en IMDb dan buena cuenta de la acogida que tuvo y ha tenido la serie a lo largo de los años, por eso cuesta creer que alguien pueda decir algo negativo sobre ella. Sin embargo, en las últimas horas ha aparecido un testimonio que pone en jaque la buena salud de Friends, especialmente por lo que supuestamente se vivía en las lecturas de guion con las protagonistas.

Patty Lin, una de las guionistas que tuvo la prestigiosa ficción, ha publicado un libro en el que cuenta su mala experiencia trabajando para esta sitcom. Patty llegó a Friends en su séptima temporada y el recuerdo no es bueno. Según ella, tuvo que enfrentarse a jornadas de trabajo que se alargaban hasta la madrugada, a sentirse fuera de sitio porque el proyecto ya acumulaba varios años de vida, a que no le reconocieran su trabajo y a no tener apenas relación con el equipo con el que trabajaba: “No aprendí mucho, salvo que no quería trabajar en una comedia nunca más”.

En su texto carga contra los creadores de la serie al asegurar que David Crane era “un adicto al trabajo imposible de complacer que siempre quería un chiste mejor”, y que Marta Kauffman “evitaba estar a solas con ella y tener que hablar”.

Las lecturas de guion, para el olvido

Pero el testimonio de Patty Lin tiene también a los seis protagonistas como objetivo de su ira, especialmente en las lecturas de guion. “Cuando un chiste que habían escrito los guionistas no les resultaba gracioso o no lo consideraban adecuado para su personaje”, recuerda. Según ella, el problema era que “los actores parecían descontentos por estar encadenados a una serie veterana, y sentí que se preguntaban constantemente cómo cada guion les podría servir de forma individual”.

Todos sabían cómo hacer reír, pero si no les gustaba un chiste parecía que lo saboteaban sabiendo que lo reescribiríamos. Se descartaron docenas de buenos chistes solo porque uno de ellos murmurara la frase con la boca llena de beicon”, insiste. “Rara vez tenían algo positivo que decir y cuando planteaban problemas no sugerían soluciones”.