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Un soltero le niega un baile a su cita en ‘First dates’: “Prefiero comer mierda”

Oriol le deja claro a su cita que no quiere moverse al ritmo de reguetón, ya que considera que es un tipo de música que degrada a la mujer.

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Oriol y Cristina en su cita de 'First dates', de Cuatro.

First dates nos ha vuelto a dejar otro momento de lo más curioso. Esta vez los protagonistas fueron el malhablado Oriol y su cita, Cristina, una chica que acudía al programa de Carlos Sobera con la ilusión de encontrar a un chico empático con el que compartir su vida, aunque él le pareció “un garrulo” e incluso la dejó tirada en la pista cuando ella se disponía a bailar al ritmo de la música que les había puesto Matías.

Cristina explicó a su cita que llevaba cinco años sola después de pasar dieciocho con el padre de sus hijos, pero que ahora le costaba confiar: “Hay mucho energúmeno suelto que te come la oreja”, le dijo. Además, le contó que una operación le había cambiado la vida, ya que con 32 años había padecido ansiedad, lo que la llevó a ser una persona obesa y necesitó de esta intervención para perder medio centenar de kilos.

Oriol, por su parte, se presentó como “un gordo de toda la vida”, aunque ahora se le notasen hasta los abdominales. A ella le sorprendió mucho su look, especialmente para ir a una cita, pero él le dijo que iba en pantalón corto tanto en verano como en invierno porque siempre tiene calor y no quiere “sudar cómo un cerdo”.

Oriol y Cristina en su cita de 'First dates', de Cuatro.
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Oriol y Cristina en su cita de 'First dates', de Cuatro.Cuatro

Parecía que todo iba a ir bien, ya que a ella tampoco le importaron sus uñas pintadas, y dijo que la parecían sexis sus canas. A él, por su parte, le gustó mucho que ella no dejase de sonreír. A la mesa, Oriol le contó que había tenido pareja durante más de veinte años, pero se fue desgastando la relación y él se pasaba el tiempo de fiesta o haciendo deporte: “El otro día me pasaron un meme que decía que los hombres de 40 que tienen bici o guitarra es porque no follan, y es verdad”. Cristina reconoció que ella dice palabrotas, pero no tantas como Oriol, y no le gustó eso.

El punto crítico llegó cuando el soltero quiso saber si le gustaba el reguetón y Cristina le dijo que ella escuchaba todo tipo de música y que tenía una hija adolescente. Él se indignó porque dijo que no podía entender que una mujer bailase al ritmo de una música que la degrada y la insulta. Y en ese momento Matías puso un tema de esa clase para bailar y, aunque ella se lanzó a la pista, él la dejó tirada: “Prefiero comer mierda a escuchar reguetón”.

La decisión final

Aunque la cita entre ambos ya no funcionaba bien, Oriol pareció no darse cuenta y siguió dando rienda suelta a su locuacidad. Los solteros se atrevieron con el Rasca del Amor y Oriol le contó que le habían pillado muchas veces practicando sexo y que se había aficionado a ir a los locales “liberales en los que follas delante de todo el mundo”. También le contó contó con total tranquilidad que había sido infiel: “Después de dos años sin follar, qué quieres…”.

Cristina siguió sonriendo y manteniendo el tipo por educación aunque por dentro estuviese pensando que su cita era un “garrulo, malhablado, pasota…”. Le dijo que ella necesitaba empatía y él le preguntó qué era.

En la decisión final, Oriol dijo haberse extrañado de dar con una chica que tuviera las neuronas tan bien puestas y que le gustaría seguir conociéndola, pero ella le dijo que prefería no repetir.