Ni fútbol ni Eurovisión: RTVE resurge y gana la batalla de las audiencias a Atresmedia y Mediaset tras una década
Una renovada programación y rostros como David Broncano, Silvia Intxaurrondo y Pepa Bueno han hecho que el ente público capte más espectadores.
Durante más de una década, RTVE vivió un declive evidente en los datos de audiencia. Problemas institucionales, programación poco definida, y formatos que muchos criticaban por su falta de sustancia fueron dejando al servicio público en una posición cada vez más débil dentro del panorama televisivo español especialmente frente a una competencia privada más fuerte que nunca. Pero algo está cambiando.
Tal como presumía David Broncano estos días en La Revuelta, los datos ya no son picos pasajeros o de emisiones puntuales y parece que comienzan a acompañar por fin al ente público. Y están llegando de la mejor forma posible para La 1, sin fútbol ni Juegos Olímpicos ni Eurovisión. La cadena crece manera sostenida en los últimos tiempos sin grandes eventos y apostando por un periodismo de calidad, ficción propia, cultura, debate y entretenimiento.
En septiembre, La 1 pasó del 10,3% al 11,6% y a mediados de octubre ya suma un 12,7%. Es más, sus programas diarios han crecido entre un 20 y un 30%. Y este mes, RTVE supera por centésimas a Antena 3 y toca con los dedos el liderazgo mensual. Unos datos a los que han contribuido, especialmente, los programas matinales, La Hora de La 1, de Silvia Intxaurrondo, y Mañaneros 360, con Adela González y Javier Ruiz.
Por las tardes recogen el testigo Marta Flich y Gonzalo Miró con Directo al grano, que ha subido la audiencia de la franja de la cadena más de un 60%, y las series Valle Salvaje y La Promesa. También crece Aquí la Tierra. Y, por supuesto, no hay que olvidarse del pelotazo de las tardes: Malas lenguas de Jesús Cintora, con sus debates, ha duplicado sus espectadores desde el verano.
Por la noche, tras el telediario, en el access prime-time, La Revuelta, de David Broncano, sigue plantándole cara a El Hormiguero, de Pablo Motos. E incluso le ha ganado en varias ocasiones. Y, sobre todo, ha atraído a la televisión pública a una audiencia nueva y joven que antes no optaba por este formato para su entretenimiento. Futuro imperfecto, de Andreu Buenafuente, Late Xou, de Marc Giró…; en definitiva, La 1 ha renovado su parrilla y parece haber dado con la tecla para competir con las grandes privadas.
Pilares del cambio
Este cambio en las audiencias no se basa en grandes eventos deportivos ni en realities, sino en reforzar lo que muchos señalaban que había quedado atrás: rigor, servicio público, contenidos propios y reflexión. RTVE parece estar recuperando parte de la credibilidad que perdió al apostar demasiado tiempo por fórmulas que apelaban solo al entretenimiento inmediato. Programas con vocación informativa, entrevistas que buscan aportar claridad, ficción nacional establecida y constante, espacios culturales, debates serios… Todo eso está teniendo premio en audiencias.
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RTVE ha demostrado que es posible recuperar terreno sin renunciar a su identidad de servicio público. Pero el desafío ahora es consolidar lo ya ganado: mantener esos formatos de calidad, evitar caer en nuevas modas pasajeras, resistir las presiones comerciales y políticas, y adaptarse al cambio de hábitos (streaming, públicos más exigentes, fragmentación de audiencias).
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