Nacho Abad se rompe en directo al recordar a su padre: “Le echo de menos cada día”

Hay pocos hilos más especiales que aquellos que forjan y enlazan la relación entre un padre y un hijo, vínculo capaz de hacer corta cualquier distancia y traspasar las barreras necesarias para su sanación. En algunos casos las circunstancias en que se desarrolla esta conexión encuentra tantos obstáculos que parece imposible reconstruir el lazo; a este escenario han llegado hoy en En boca de todos cuando Soraya, con lágrimas en los ojos, se ha sincerado acerca de su etapa como testigo de Jehová.

El formato de Cuatro ahondaba en un suceso concreto: una participante de esta organización religiosa había ingresado 26.000 euros tras recibir una transfusión de sangre vital. Los pormenores y detalles de esta historia llevaron a la entrevistada a revelar una historia personal que, en resumidas cuentas, es el relato de la consecuencia más dolorosa de su paso por la orden: la pérdida de relación con su padre.

“Le quiero decir a tu padre que no pierda una hija”

Visiblemente emocionada, Soraya confesaba que, aunque dejar la organización con 25 años supuso un enfriamiento de la relación, no fue hasta los 29 cuando el contacto terminó por perderse. “Me pillaron rompiendo una norma que era celebrar la Navidad y, desde aquel momento, mi padre sabía lo que tenía que hacer y era cortar la relación conmigo”, explicaba.

La sorpresa se había tatuado en el rostro de Nacho Abad. “Una religión que hace que una familia se rompa y que un padre no pueda darle todo el amor a su hija y ella a su padre, no merece llamarse religión. Una religión debe proponer amor, comprensión, diálogo... no romper relaciones familiares”, expresaba el conductor del programa.

Acto seguido, Soraya tomaba la palabra para negar que los testigos de Jehová sean malas personas porque no son conscientes de lo negativo de sus actos, asegurando que “les enseñan que lo que están haciendo es bueno y que dejar de hablar a una hija es bueno para ella porque le va a hacer recapacitar”, y enviaba un mensaje directo a su progenitor: “Quiero decirle que siempre le voy a esperar”.

No fueron ajenas para el presentador las lágrimas de su invitada y quiso pedir al individuo en cuestión que dejara de lado estos temas y volviera a abrazar a Soraya; para ello citó a su propio padre, fallecido recientemente. “Murió en marzo y le echo de menos cada día. No poder hablar con él como tú, ni verle... Simplemente le quiero decir a tu padre que no pierda una hija”, dijo, con la piel de gallina y los lagrimales a punto de quebrarse.

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