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La surrealista manía de Martínez-Almeida cada vez que pierde el Atlético de Madrid

El político ha contado en ‘El Hormiguero’ que se cambia la bufanda tras cada derrota y que tuvo que negociar para no ponerse la camiseta del Real Madrid.

La surrealista manía de Martínez-Almeida cada vez que pierde el Atlético de Madrid

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha sido el protagonista de la entrega de este martes de ‘El Hormiguero’. El político, que ha abordado muchos temas de la actualidad del momento social en el que se encuentra el país, ha desvelado alguna anécdota relacionada con una de sus mayores pasiones: el fútbol.

Es públicamente sabido que el primer edil de la capital es acérrimo aficionado del Atlético de Madrid, mientras que su mujer, Teresa Urquijo, lo es del Real Madrid. “El problema va a ser cuando lleguen los hijos, que ahí sí vamos a tener un problema muy serio. Yo he cedido absolutamente en todo hasta la fecha, a ver si cuando lleguen los hijos ella cede con eso”, ha bromeado.

En esa dirección, Martínez-Almeida ha desvelado que tiene una peculiar manía cuando va a animar a su equipo al estadio. “Cada vez que pierde me cambio la bufanda. No creo que tenga influencia en el resultado, pero ¿a quién le hago mal? Yo me siento con más energía positiva para animar ese día al equipo, pero como una temporada no nos vaya bien me dejo una pasta en bufandas”, ha contado.

Ha sido entonces cuando Pablo Motos ha querido indagar sobre el destino que tienen las camisetas del Real Madrid que le dan en las recepciones oficiales después de que el equipo merengue consiga algún título. “Alguna se la he dado a mi secretaria, que es más madridista que Florentino, pero las institucionales se quedan en el ayuntamiento. Lo que he evitado de momento es ponérmela”.

Sin embargo, el alcalde ha reconocido que no le ha resultado fácil evitar un momento por el que “su madre bajaría del cielo para pegarle un bofetón”. “En el avión de regreso de Londres, después de que ganaran la 15ª Champions, todos los jugadores pasaban a mi lado diciéndome que al día siguiente me ponía la camiseta. Si Rüdiger te mira fijamente y te dice eso... puf. No pegué ojo en el avión de los nervios”.

Tanto fue el miedo a enfundarse la casaca madridista que Almeida incluso se puso en contacto con un amigo en común que tiene con Nacho. “Le llamó y a los diez minutos me dijo que no pasaba nada, que Nacho lo entendía, pero que había faltado a mi promesa como político que era”, zanjó el edil.

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