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Joselu ‘lleva’ la Eurocopa a ‘El Hormiguero’: “Los sueños se cumplen, da igual la edad”

El delantero del Al-Gharafa catarí se ha sincerado con Pablo Motos sobre sus dos etapas en el Real Madrid y su nueva vida en Doha.

Joselu ‘lleva’ la Eurocopa a ‘El Hormiguero’: “Los sueños se cumplen, da igual la edad”

La noche en la que la selección española conquistó el cielo de Berlín Joselu cerró un curso espectacular. Había regresado al club de su vida, el de sus sueños y de sus amores, y, tras firmar un curso espectacular, terminó la temporada como campeón de la Eurocopa. Aunque ese mismo verano puso rumbo a Doha para militar en el Al-Gharafa catarí, la península no le olvida. Muestra de ello es el caluroso recibimiento que le han dado en El Hormiguero, formato al que ha acudido con una sonrisa en la cara y en el que ha abierto su corazón para explicar las sensaciones de una temporada que nunca olvidará.

Se vio en lo primero que hizo. “He traído una cosa para enseñarla a todos, que lo vea la gente en casa”, dijo. Y sacó el trofeo de la Eurocopa —en realidad, una réplica de 14.000 euros que le otorgaron como campeón—. “Esa noche el pedo fue considerable. Estuvimos 42 días encerrados en un pueblo en Alemania donde no nos servían cerveza, los días que ganábamos nos permitíamos tomar algo entre nosotros, pero el día que ganas la Eurocopa no hay fin”, explicó, detallando que, pese a ello, no es “de beber”: “Uno cumple años y ya no le sienta bien al día siguiente. No me gusta la cerveza ni el vino, pero un gin tonic de vez en cuando cae”.

Sobre sus etapas en el Real Madrid

Horas antes de su visita al formato de Antena 3, el Real Madrid se había proclamado vencedor de la Copa Intercontinental en Doha. De hecho, cuando la plantilla blanca viajó a tierras árabes, todavía estaba allí Joselu. Y se produjo el reencuentro. “Muy bonito, fue un momento especial. Una alegría inmensa, daba la sensación de que no me había ido”, expresó. Después, preguntado por Mbappé, aseguró que, pese a las dificultades de la adaptación, sus condiciones son increíbles y así lo ha demostrado en las finales disputadas. “Va a acabar siendo una leyenda”, pronunció.

Tras dedicar unas bonitas palabras a Florentino Pérez por la oportunidad que le dio en la cantera, habló sobre la segunda vez que fichó por el conjunto blanco. “Surge la oportunidad de jugar en el Real Madrid. Al final salió todo muy bien. Mi cuñado, ‘Carva’, fue quien más me apoyó desde el primer momento. A nivel de club hemos conseguido los mejores títulos”, dijo, insistiendo en que está “más feliz que una perdiz”. Tal era la dicha que regaló al público dos camisetas y un saco de pelotas de fútbol.

Su vida en Doha es “muy buena”, pero no fue fácil dar el paso. Se le vendrían a la cabeza recuerdos de, entre otros días, la remontada al Bayern de Múnich en semifinales de la Champions League, cuando entró a falta de diez minutos y marcó dos goles (”a nivel futbolístico, el mejor día de mi vida”, confesó a Motos). Cuando tocó hacer las maletas costó, pero asumió la situación con entereza y madurez. “Uno tiene una edad y tiene que pensar en su familia. Si te soy sincero, mi mujer y yo lo pasamos mal, fue el más duro de nuestra carrera. Lloramos muchísimo”, se sinceró, agregando que “todo tiene un principio y un final” y que, aunque fue complicado, “estoy contento con la decisión que he tomado”.

La Eurocopa y sus inicios

Hubo tiempo de hablar de los éxitos de la Eurocopa y de la ‘piña’ que hizo Luis de la Fuente, cuyo mérito fue, dice, el de “hacer una familia”. Sorprendió particularmente al de Requena las sanciones por llegar tarde. “Hay multas. Mil euros el primer minuto y, los siguientes, cien. Pero llegamos a un acuerdo y si ganábamos no había multa”, expresó, revelando que los jóvenes apostaron más a la victoria del conjunto que a la fidelidad al reloj. También desveló el ‘pique’ con Rodri, a quien le ganó a los dardos: “Soy un chico de pueblo, de Galicia, y he jugado mucho. Cuando le gané se enfadó. Me decía que había jugado mucho y que él no lo sabía”. Y destapó el pique que mantiene, esta vez en el pádel, con Dabiz Muñoz. “He tenido una conversación con él. Me ganó, sí, y ahora que tengo más nivel le he dicho de vernos”, contó, destapando que en aquel diálogo hubo “muchos insultos de por medio” y que “igual hay que bajarle los humos”.

No había quien le borrase la sonrisa. Confesó tener una camiseta de cristiano del día que debutó y otra de su último partido contra él (en total, tiene 300 de futbolistas con los que ha jugado) y haber pasado de todo para triunfar en el fútbol. “A mí no me gustaba estudiar, me gustaba jugar al fútbol. Con 11 años ficho por el Celta y no había una residencia. Por suerte, mi tía trabajaba en Vigo; tuvo las narices de meterme en su casa y tenerme ahí unos años”, relató, reconociendo haber falsificado las notas en alguna ocasión, aunque su madre “ya lo sabe”.

Le hizo especial ilusión recordar una anécdota concreta. “Un profesor de música de mi pueblo me dijo que no me dedicase al fútbol, que no me iba a dar de comer. Me dijo que me dedicase a la música, yo tocaba el clarinete. No recuerdo qué le respondí, pero me dio fuerzas para seguir”, hizo memoria y al paso del tiempo, su aliado: “Ahora con 33 años he conseguido mi sueño de jugar en el Real Madrid. Yo siempre digo lo mismo: los sueños se pueden cumplir, da igual la edad que tengas. Nunca es tarde para conseguirlo”.

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