El motivo por el que Mercedes Milá dejó de presentar ‘Gran Hermano’

Mercedes Milá se hizo famosa por su buen hacer como periodista. Una de las mejores y más atrevidas presentadoras de la televisión nacional que sorprendió a todos a comienzos de este siglo cuando dio un giro profesional y se puso al frente de un formato nuevo: Gran Hermano.

El espacio, que regresa hoy a Telecinco, se había estrenado unos meses atrás en una pequeña cadena holandesa y esa apuesta novedosa le resultó muy interesante. Además, como ella misma llegó a confesar, necesitaba el trabajo, y e incluso fue una tabla de salvación.

“Gran Hermano me salvó la vida. En esa época me separé de José [Sámano]. Teníamos una productora en común, así que me quedé con una mano delante y otra detrás”, contó al exfutbolista Joaquín en su programa de Antena 3 El novato.

“Apareció la oferta después de hacer una cosa con Hermida durante tres meses. Cuando vino Pilar Blasco, la productora, y me habló de un programa que se llamaba Gran Hermano yo dije: ‘¿Cómo?’. Era un programa que se había estrenado en Holanda en una cadena pequeñita tres meses antes. Yo lo había leído en un periódico y me pareció superinteresante. O sea, meter en una casa a un grupo de jóvenes observados por cámaras era brutal”, agregaba.

Un salvavidas

Fue un momento de éxito para Mercedes Milá y también de comodidad. “Me salvó la vida porque yo no tenía que buscar invitados que me dijeran que sí o que no; los tenía metidos en una casa y toda la casa vomitaba vídeos cada minuto. Además, observar a la gente me fascina”.

Pero, tras dieciséis ediciones, se bajó del carro: “Yo era muy feliz. Cuando tú te diviertes tanto te sale tu forma de ser. De vez en cuando te frenan, pero tú te escapas y vas al terreno que tú quieres y eso es lo que era para mi Gran Hermano. Pero me abrasé. En 2015 empecé a notar que sentía menos curiosidad, que se había hecho ya como una costumbre. Además, empecé a sentir los síntomas de la depresión. Iba a trabajar el día del programa de casualidad. Yo llegaba después de haber llorado todo el día y me maquillaba como si no pasara nada. Hacía el programa, llegaba a mi casa y seguía en la mierda. Y por eso en el 16 yo dije que me iba. Me fui a curarme. Y eso fue una experiencia que me ha cambiado la vida”, explicó en su momento al exfutbolista sobre las razones para dejar ese trabajo.

En esa cura, fue fundamental su hermano, Lorenzo Milá: “Al principio yo pensaba que podía sola. Pero a los dos años me dice mi hermano Lorenzo: ‘Yo te veo fatal. Creo que necesitas un psiquiatra’. Para mí era impensable pensar que lo necesitaba. Pero eso me salvó la vida. Empecé a tratarme y ahí encontré la manera, el diagnóstico. El deporte me ayudó muchísimo”.

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