David Broncano sentencia a un popular colaborador de ‘La Revuelta’ en pleno directo: “El mayor sinvergüenza de España”

Lunes por la noche, las temperaturas han descendido de manera brusca y generalizada en todo el país y, pese a ello, a La Revuelta le bastaron apenas cinco segundos para entrar en materia con, quizá, su arma más efectiva —y distinta— en su lucha contra El Hormiguero: el público. Apenas dejó de tocar David Broncano el tambor, el ateneo comenzó a gritar al unísono un apellido. Resines.

La estupefacción del presentador jienense ante semejante inicio era difícil de ocultar. “Gritan Resines. ¿Por qué?“, quiso saber, a lo que Sergio Bezos, que había calentado al público en los instantes previos, le informó como pudo: ”Sí... Hoy el público es incorregible, la verdad". “Pero hoy no viene Resines, ¿no?“, preguntó Broncano a Ricardo Castella. Y, de nuevo, se adelantó Bezos: ”No, pero viene Arévalo".

“Solo se desplaza para ver el Madrid o ganar dinero”

Era este apellido el que ahora gritaba el público. “Antonio Arévalo ha venido con un regalo, que lo he cogido yo, para dárselo a Resines”, informó el encargado de realizar el pre-show. Broncano agarró el presente. “Hace tiempo que no viene, hay que avisarle”, dejó caer, interesándose esta vez por el éxito de aquel señor entre los allí presentes. Tras advertirle Bezos del “tono amenazante” de Arévalo, agarró el micrófono y respondió él mismo a Broncano.

“A ver, que no tergiverses la conversación. He venido con un regalo de valor incalculable porque quería dárselo a Resines, que me cae bien”, dijo, a lo que el conductor del programa contestó: “Anda que no hay gente aquí para dárselo... A Resines, que hace que no viene cinco meses”. Pero Arévalo insistía. “Tú me caes bien, David. De verdad. Pero Resines, mejor. Yo venía por ver a Resines. Yo quería que viniera hoy”, explicó.

Y, en este punto, abrió la puerta a que hiciera una aparición estelar en el programa: “Tenía entendido que le llamabais y venía. Eso por lo menos es lo que habéis dicho otras veces...”. Broncano aceptó el reto, no sin lanzar otro pequeño dardo. “Le llamo porque si está en Madrid, cerca y le ofreces cinco o diez mil euros... Igual viene. Él solo se desplaza de casa para ver un partido del Madrid o para ganar dinero”, vaciló, en tono cercano —broma que ya ha realizado en otras ocasiones—. Llamó, pero no hubo respuesta.

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El regalo, que se trataba de un botijo de porcelana de Talavera de la Reina, quedó en manos de nadie. Arévalo se lo ofreció a Broncano, y este último le aseguró que no, que, en todo caso, se lo haría llegar al intérprete. Se le abrieron los ojos al espectador, que agrandó el surrealismo de la escena: “¡Si le ves dile que quiero hablar de Dostoyevski!“.

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