Carolina Marín ‘regala’ el Premio Princesa de Asturias a ‘La Revuelta’

Cuando las trompetas de la guerra de audiencias vaticinaban un duro curso televisivo en la trinchera del access prime time, La Revuelta y El Hormiguero movieron filas. La primera semana cayó del lado del programa de Pablo Motos, amén de un elenco de invitados de absoluto lujo que, entre otros, presentaba la crema de los deportes de raqueta patrios, Rafa Nadal y Carolina Marín, tras un estío diferente para ambos. La segunda se abría en el formato de Antena 3 tras un verano difícil en el que vio cómo la ilusión olímpica se desvanecía entre los dolores de una cruel lesión en plena semifinal. Casi dos meses después, el vaivén televisivo lleva a la laureada jugadora de bádminton al plató de TVE.

Ha querido el calendario que sea apenas unos días después de recibir el Premio Princesa de Asturias del deporte. “Por ser la mejor jugadora de la historia del bádminton en España y una de las mejores del mundo. Por su extraordinario palmarés en un deporte en el que es un referente internacional y por ser un ejemplo de superación, fuente de inspiración y transmisora de valores, dentro y fuera de la pista”, rezaba la explicación del jurado. Todo, inscrito en un pergamino que Carolina Marín abrió en primicia en La Revuelta.

Un regalo especial

“Todavía no lo he abierto. Me lo dieron hace tres días. Esto es el galardón del Princesa de Asturias. No sabes toda la relevancia que eso tiene. Es muy fuerte”, anticipaba la deportista, papel en mano. Antes de hacerlo esbozó un pequeño relato en el que confesaba la cercanía de la infanta Sofía, con quien coincidió en la misma mesa durante la cena de la noche anterior a la gala. “Muy bien, muy amable”, dijo, desvelando que tenía TikTok y que en las jornadas previas había visto algún vídeo de cómo entrenaba Marín.

Una vez abierto y leído, el presentador jienense deslizó a la deportista que podía entregarlo como regalo al programa; ella, que durante un momento torció el gesto, declinó aludiendo a la importancia del galardón. Pero supieron entenderse: entregó Marín con sumo cuidado a producción el pergamino, recogiendo una copia después de la entrevista —en realidad eran dos folios unidos con celo, ya que el considerable tamaño del papel impedía enclaustrar todo en una única cara de tamaño estándar— y ella se quedó con el original.

Entonces se acercaron ambos a la mesa de Grison y Castella y pegaron con cinta adhesiva la copia del galardón. Si la última vez dejó Marín a Broncano su raqueta —que, dice el humorista, guarda en el camerino— ahora eleva el listón de amabilidad. Un regalo especial, improvisado y que rebosa comicidad por la poca simetría de los dos papeles torcidos.

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