Cambio radical en ‘Supervivientes’ tras la expulsión de Pelayo Díaz: “Os despedís de esta playa”
Jorge Javier Vázquez anunció el viraje geográfico que tendrán que afrontar los participantes en la última recta de la presente edición.
Cada día quema más el sol abrasador que hace de los Cayos Cochinos hondureños un hervidero televisivo. Si de existir termómetros en la ínsula ya habrían marcado una elevada temperatura, este jueves escaló un grado más con una de las expulsiones más mediáticas de la presente edición: Pelayo Díaz dijo adiós al reality tras una agotadora ‘lucha’ con Álvaro Muñoz Escassi.
El diseñador abandonó la isla con una sonrisa y la certeza de que había mejorado como persona. Así se lo hizo saber a sus compañeros y, en especial, a Laura Madrueño. “Laura, eres increíble. Nos transmites tranquilidad y de verdad que te tenemos como una más. Es muy inspirador ver a todos lo bien que nos tratáis. He aprendido tantas cosas de los demás, de las prioridades en la vida, de mí mismo... Esto ha sido un privilegio, me voy con la cabeza bien alta. Dadlo todo, nos vemos enseguida y os quiero”, pronunció junto a la presentadora.
No volverá a ser igual el concurso en las emisiones venideras; ni por el reducido número de participantes, ni por el giro radical en lo que a su ubicación respecta, detalle que marcará sobremanera la recta final de Supervivientes 2025.
Viraje en el rumbo del concurso
Fue Jorge Javier Vázquez quien comunicó a los isleños la noticia. Todavía estaba Pelayo cuando lo hizo, aunque las verdaderas consecuencias no vayan a poder comprobarse hasta las próximas conexiones. El presentador se dirigió a los presentes para confesarles que iban a cambiar de playa; la complicación: que debían hacerlo de inmediato.
“Os despedís de esta playa y os mudáis al lugar más emblemático de Supervivientes: Cayo Paloma”, pronunció, desatando justo después la carrera: “Tenéis 90 segundos para meter todas vuestras pertenencias en la barca. Lo que no esté dentro se queda fuera. Y el fuego también os lo tenéis que llevar”.
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Todos corrieron. Guardaron ropa, utensilios de cocina, sábanas y aquello indispensable para el día a día. Se quedó en la playa la olla, haciendo compañía a los bikinis de Makoke, quien emprenderá rumbo a la costa en la que se reencontró con su prometido Gonzalo hace poco más de un mes.
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