Santiago Motorizado: “Un Messi sin Mundial habría sido injusto. Pero pudo pasar. Y no sería menos grande”
El cantante y líder de Él Mató a un Policía Motorizado, que saca ‘Súper Terror’, su cuarto disco de estudio, atiende a AS para hablar de pogos y bailes, de los móviles durante los conciertos y del eterno debate argentino entre Messi y Maradona.
Santiago Ariel Barrionuevo (La Plata, 1980) es Santi Motorizado, voz líder y bajista de Él Mató a un Policía Motorizado, el mascarón de proa de la no tan nueva ola del rock argentino, que suma adeptos desde hace casi dos décadas. Este viernes 7 de julio ve la luz ‘Súper Terror’, el cuarto álbum de estudio del grupo, un diez temas con alma disco que la banda enseñará en una gira que arranca en breve por Argentina (con dos noches seguidas en el mítico Luna Park de Buenos Aires) y que hará paradas en España (Madrid, Granada, Valencia y Barcelona, de momento), además de Buenos Aires de nuevo, Paraguay y Colombia, en estos tres últimos casos bajo el paraguas de las ediciones internacionales del Primavera Sound. Atiende a AS desde Buenos Aires, mientras manosea la réplica de la Copa del Mundo que mandó hacer tras el triunfo de Argentina en Qatar 2022, para hablar de Súper Terror, de pogos, de esa manía por grabar los conciertos con el móvil, de Messi, de Maradona y hasta de Mbappé. Vienen bajando las juventudes inquietas para ver qué cuenta.
¿A qué le tiene Santi Motorizado Súper Terror?
A un montón de cosas. Con el título queríamos describir un poco lo que habíamos buscado musicalmente: una mezcla entre lo luminoso de lo musical y lo oscuro de las letras. Sobre todo porque se escribe separado: Súper, lo luminoso, y Terror, lo oscuro. ¿Y a qué le tengo yo terror? A muchas cosas: a la muerte… y al retiro de Messi.
Calma, llegaremos a eso. Es su disco más de club, más electrónico. Tras 20 años de trayectoria, ¿uno ya prefiere que el público baile antes que verle hacer pogos?
En Argentina la gente hace pogo con todo. Nos lo han hecho hasta en conciertos acústicos. Sentimos que esta vibra electrónica va a conjugar bien con todo nuestro repertorio, el pulso es similar. Pero me gusta que se identifique como algo nuevo, era la idea. Luego en vivo todo entra en armonía de alguna manera mágica.
“Ver los días de oro pasar”; “tener un segundo plan”; “aceptar que todo lo que viene es peor”; “no me digas que las cosas van a estar bien”… El texto del disco es muy pesimista, por momentos parece una despedida. ¿Nos tenemos que preocupar?
Cuando terminamos de grabar ‘La síntesis O’konor’ (tercer disco de estudio de la banda), hicimos una escucha final en el estudio, eligiendo el orden de las canciones y demás, y recuerdo sentir una especie de vértigo personal, sentir que me estaba exponiendo mucho, que era un disco muy personal. Luego se me pasó, no era grave. Pero en ese momento me dije: “El próximo disco tiene que ser más para arriba”. Más luminoso, no tan melancólico. No cumplí con eso que me propuse, porque al escribir me decía: “¿Por qué tengo que hablar de cosas luminosas en este mundo que cada vez va peor? Voy a escribir lo que me salga, sin planearlo mucho”. Y sobre todo en esta cultura de la ostentación, de la fiesta, que siento que va a contramano de la realidad. Sobre todo en Argentina. Hay artistas que hablan de una fiesta constante, pero a mí me sale hablar de otra cosa. Lo de “no me digas que las cosas van a estar bien” se lo digo también al mundo, basta de decir que todo está bien si no es así. Pero estas letras tienen algo más de bronca, de ganas de ir a algo mejor, a algo diferente. Eso sentía al escribir, pero luego cada uno lo entiende a su manera. Y eso me encanta.
“Voy a disparar al aire, alguien más lo va a pasar mal”. ¿Va para alguien en concreto o el cabreo es general?
No, es general. Es una frase de bronca, oscura, quieres disparar al aire y que eso tenga un efecto.
Van a enseñar el disco de aquí al final de año en Argentina, España, Colombia, México, Paraguay… ¿Nota que el público post-pandemia está tan hambriento de vivir cosas en directo?
Aquí está pasando mucho. Nuestro primer concierto en Luna Park, que es un estadio mítico de Buenos Aires donde han ocurrido conciertos míticos, con sitio para 10.000 personas, agotó las entradas a los pocos meses y hemos sacado otra fecha para el día siguiente. Es bueno que tanta gente elija salir a vivir una experiencia que no se puede reemplazar con lo virtual, no lo vas a poder vivir con tu teléfono. Obviamente la pandemia creó un resorte, pero en este mundo estamos conectados de forma muy superficial con una especie de confort, para todo, que nos debilita en cosas que antes nos llenaban de otra manera, nos interpelaban de otra manera. Y hay que buscar esa experiencia real, vivir las cosas en directo, una celebración popular, como contraposición a este mundo que nos mete en algo muy virtual. Es algo muy bueno, ojalá se expanda.
Traduzco: que a usted también le da bronca ver a todo el público con el teléfono en los conciertos.
Totalmente. Antes no había nada, luego salieron las cámaras digitales y uno filmaba un poquito para tener un recuerdo… ¡pero ahora se filma todo el concierto! Y las comidas, las cenas, los desayunos… Son recuerdos que no vas a repasar, están para que los vea el otro, es una exposición constante que nos aleja de conectar con el momento. Me encantó que en su gira Bob Dylan prohibiese que la gente estuviese con el teléfono (había que meterlos en una funda que se sellaba magnéticamente a la entrada), espectacular. A veces necesitamos que nos lleven a ese límite para despertar un poco. Hay una ley que obliga a llevar casco en la moto porque no nos salió a los humanos ‘motu proprio’ ponérnoslo. Es una hora sin móvil, no pasa nada.
Él Mató es la punta de un iceberg, el del rock alternativo argentino, que cada vez es más grande: Bestia Bebé, 107 Faunos, Las Ligas Menores… ¿Se sienten líderes?
Me encanta que esto pase, ya empezamos en 2003 con la idea de sacar un sello propio, era más un colectivo, y la idea era ir sumando gente. Y eso también pasó en España, por lo he podido ver. Se creó una base, un contexto armado para que esas bandas nuevas pudiesen sumarse. Y nos encanta, somos todos muy amigos.
Con ese nombre, algún problema habrán tenido con los policías motorizados…
Problema directo, jamás. Ha habido situaciones puntuales, recuerdo que en un festival en Sevilla elevaron una queja al día siguiente, cuando ya habíamos tocado, no estábamos ya ni en Sevilla (lo hicieron dos sindicatos policiales). Que no podía ser que se invitase a una banda con ese nombre. Yo me asusté en el momento, al llegar a Barcelona vimos la de portales que estaban dando la noticia. “Nos van a venir a buscar”, pensé. Y hablé con el chico que llevaba la prensa de la gira y él se reía: “Pero tío, es lo mejor que nos podía pasar, estamos en todos los medios”. Y ahí me relajé.
Estamos en AS, hablemos de fútbol. ¿Aún le dura el subidón de ser campeón del mundo?
Aquella celebración fue algo único. Tengo en las manos en este momento una réplica de la Copa del Mundo que mandé hacer, es de la misma artista que hizo la copa falsa con la que Messi celebró el título tras la final. Me alegré mucho, soy muy futbolero, todos los argentinos somos muy ‘cabeza de termo’ para eso. Tengo la edad justa para haber sufrido todas las derrotas mundialistas tras el Mundial de 1986. Si llego a ser un poco más grande, me acordaría del Mundial de 1986, pero no me acuerdo. Y si hubiese sido más joven, habría sufrido menos. Recuerdo la derrota en la final de 1990. Yo soy de Gimnasia de la Plata, un club pequeño que se hizo famoso cuando Maradona lo dirigió en su última etapa. Pero lo que me apasiona es el Mundial, que el mundo se pare durante un mes para ver fútbol. Hay algo que pasa en el Mundial que me fascina. Desee este título toda mi vida, fue felicidad extrema con incredulidad, un vacío después del éxtasis total… Muchas cosas. Por las noches, si tengo un poco de insomnio, me pongo los resúmenes del Mundial, los penaltis contra Francia… Me relaja.
Enseñaron imágenes de Messi mientras tocaban ‘Alguien que lo merece’. ¿No podía ser que se marchase sin haber ganado un Mundial?
El mundo está lleno de injusticias constantes, hubo muchos grandes jugadores que no pudieron ganar el Mundial. Y me gusta pensar que no dejan de ser grandes por eso. Con Messi parecía que ya no iba a ocurrir y eso no le iba a restar grandeza. El fútbol son milímetros, esa parada del ‘Dibu’ en el último segundo, un penalti que entra o no… No define la grandeza. Pero lo merecía, como lo merecieron Pelé o Maradona. Habría sido injusto, pero pudo haber pasado. Gracias al universo, o a quien sea, y a él, que jugó el mejor Mundial de su carrera.
Pero claro, a ver quién elige ahora entre Messi y Maradona.
Complicado, ¿eh? El Mundial de Maradona en 1986 fue el Mundial mejor jugado de la historia. No se ha repetido. Eso tiene una magia extra. Messi es el mejor jugador de la historia, teniendo en cuenta ese rendimiento durante tanto tiempo. Es algo nuevo, pasa también con Cristiano. Maradona no tuvo tanto tiempo, por sus problemas personales, pero ese momento de gracia está tan cargado de épica, es tan único… Es inigualable. Ahora con el VAR, no podrías hacer un gol con la mano al equipo de un país que tiene colonizada una parte de tu territorio, y que luego marque el gol más hermoso de la historia, sólo unos minutos después. Sé que un partido no resuelve nada, pero los pueblos, en estas cosas, se toman sus pequeñas revanchas. Y luego está que el mejor del mundo, en su apogeo, se vaya a un club pequeño y lo haga campeón.
Maradona, con todo lo que fue, es mucho más rockero. ¿Messi es demasiado perfecto?
Yo creo que la vida de Maradona, y su tragedia, estuvieron muy presentes en la vida de Messi, a través de sus padres. Para ver todo lo malo que puede provocar este mundo. Y también hay algo distinto en él, algo de tímido. O no, qué sé yo, a lo mejor está enloquecido de forma íntima. Pero sus vidas han sido contrapuestas.
¿Es un poco pronto para que Messi se vaya a un fútbol fuera de la élite?
No me gustó, fue la figura del Mundial hace unos meses. Pero ese título tuvo algo de peso, esa carga que arrastraba, lo que tanto le pedían, la comparación con Maradona… Tanto se cargó la situación que habrá sentido una especie de vacío y a lo mejor ha perdido ese hambre. Pero aún tiene arrestos, no habría que descartar que le pique la gana de volver a la élite, como Ibrahimovic. Y como hincha de la selección, yo fantaseo con que sea bueno para que esté más tranquilo y que la pulsión competitiva la tenga con Argentina, ojalá llegue al próximo Mundial. Sería épico, aunque no esté al 100%. Como la épica de Maradona en 1994, casualmente en Estados Unidos. Me emocionan tanto los veteranos que hacen su último esfuerzo, es tan cinematográfico…
¿Hay miedo a una Argentina sin Messi?
Mucho miedo, mucho. La Argentina post-Maradona fue dura y la post-Messi lo va a ser, indudablemente.
Messi será el argentino más importante, pero no el único. ¿Le gusta el Cholo para la selección?
Me cae bien, animó mucho por el Atleti desde que está allí, recuerdo las dos finales de Champions, estuvieron las dos muy cerca. Pero el amor por Scaloni es tan intenso que se dejó de hablar de otras opciones. Con esa humildad, en Argentina cuando los técnicos ganan ya cambien de perfil, pasó con Marcelo Gallardo; que me encanta, pero como ganó ya tiene un perfil más agrandado. Los protagonistas son los futbolistas.
Tras todos estos años de Messi en Barcelona, ¿para los argentinos el Madrid es el mal?
Al Barça se le tiene cariño, evidente, tuvo a Maradona, a Riquelme… y con Messi se generó un lazo muy directo, era como ver a la selección. Con el Madrid pasó algo en el Mundial, en las redes sociales perfiles e ‘influencers’ madridistas iban contra Argentina. No había pasado antes, incluso en Mundiales en los que Messi estaba jugando en Barcelona. Me divirtió mucho, pero porque salimos campeones. Si no llegamos a ganar, me pongo a llorar.
Para cerrar, mójese: ¿Mbappé va al Madrid?
Tic tac, tic tac… Yo creo que sí. Hay cierta incertidumbre sobre si va ahora o el año que viene, pero parece que se da todo para que vaya al Madrid. Veremos.