Miguel Ángel, catedrático: “A una persona menor de 35 años le diría que lo deje aunque solo tome una copa de vino”
El investigador afirma que una persona joven no obtiene ningún beneficio potencial del alcohol y lo único que aporta son riesgos potenciales en la salud.

La relación entre alimentación, alcohol y salud vuelve a situarse en el centro del debate. Buena parte de esta discusión se apoya en el legado del estudio PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea), un ensayo clínico de referencia en Europa que cambió la forma de entender la nutrición dentro de la salud pública. Con más de 7.500 participantes, este proyecto permitió demostrar con rigor científico los beneficios de la dieta mediterránea, en especial del aceite de oliva virgen extra, así como los riesgos asociados al consumo elevado de carbohidratos refinados y a los patrones propios de la denominada dieta occidental, dominada por ultraprocesados.
Sin embargo, pese a los avances logrados, permanece una cuestión sin resolver y esta es el papel del alcohol, y en particular del consumo moderado dentro de un patrón de vida saludable. Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra y uno de los principales investigadores de PREDIMED, señala que la evidencia científica disponible es insuficiente. Aunque existen numerosos estudios, no se cuenta con grandes ensayos aleatorizados que permitan establecer conclusiones sólidas sobre los efectos del alcohol en la salud a largo plazo.
Para cubrir este vacío nace el ensayo UNATI (University of Navarra Trialists Initiative), financiado por el Consejo Europeo de Investigación. El estudio aspira a reclutar a 10.000 personas de mediana edad que ya consumen alcohol de forma habitual. Durante cuatro años, los participantes recibirán recomendaciones orientadas bien a la abstención, bien a la moderación, sin imponer cambios obligatorios. El objetivo es analizar qué estrategia resulta más viable y qué impacto tiene sobre distintos indicadores de salud, desde el riesgo cardiovascular hasta la memoria, el estado emocional o la calidad del sueño.
Martínez-González insiste en que el estudio no pretende justificar el consumo de alcohol, sino aportar datos fiables en un contexto donde más del 70 % de la población española bebe y las decisiones se basan, en gran medida, en estudios no experimentales.
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El catedrático es especialmente contundente cuando se refiere a los más jóvenes. En su opinión, las personas menores de 35 años no obtienen ningún beneficio potencial del alcohol y sí asumen riesgos claros como daños hepáticos, problemas de salud mental o conductas peligrosas. Por ello, su recomendación es clara: “Incluso una sola copa de vino debería evitarse”, afirma. Los primeros resultados del ensayo UNATI están previstos para 2028 y podrían aportar, por fin, respuestas basadas en evidencia sólida a un debate largamente abierto.
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