Matteo Alessandrini: “Rosalía está loca, es una artista y sabía todo sobre la Capilla Sixtina”
El jefe de comunicación del Museo Vaticano, Matteo Alessandrini, atiende a AS para explicar la iniciativa que abrió la exhibición de la Santa Sede a actores, deportistas y famosos al museo.
Matteo Alessandrini empezó vigilando los Museos Vaticanos. Veía cada día a miles de personas recorrer el gran edificio situado en el país más pequeño del mundo. Custodiaba el arte sacro siguiendo el legado de su padre. El romano, que había estudiado comunicación y arte, entendía cada día desde su taburete el potencial que encerraba el museo… Que lo explotara era cuestión de tiempo.
El ahora jefe de comunicación del Museo Vaticano pasea varios días al año por los pasillos de este edificio acompañado de varias celebrities. Matteo conoce cada rincón y se lo ha enseñado a leyendas del deporte romano como De Rossi o Totti, campeones del octógono como Conor McGregor, a ‘la cabra’ Tom Brady, a Roger Federer, Diego Pablo Simeone, Radamel Falcao, Kate Moss, Tom Holland, Matt Damon, Sylvester Stallone, Russell Crowe, Paulo Dybala o Rosalía.
Desde una localidad de playa cerca de Roma, Alessandrini atiende a AS bajo la luz de un sol de invierno. El hombre que enseña la Capilla Sixtina al mundo se sienta con este diario.
-¿Dónde nació y creció, Matteo?
-En Roma, en 1982. Crecí en Roma también. Dejé la ciudad hace seis años y ahora vivo en la playa. Más cómodo, menos gente.
-¿Cómo llega a trabajar en El Vaticano?
-Estudié comunicación y arte, pero el arte me empezó a interesar de verdad cuando empecé a trabajar en los Museos Vaticanos. Tenía 23 y estaba en la universidad. Mi padre era ‘vicegeneral’ (sic) en la Gendarmería Vaticana. Me llamó y me dijo “si quieres, puedes trabajar como vigilante dentro del Museo Vaticano”. En ese momento, el Museo daba becas a estudiantes para trabajar un mes, tres meses al año. Yo empecé así. Después de seis meses, me ofrecieron un contrato y empecé a trabajar allí. Al año me di cuenta de que ese trabajo no me gustaba, no era lo mío. Hablé con mi jefe y le dije que yo estudiaba comunicación y arte en la universidad, que me gustaría hacer algo distinto. Me pidió que esperara y al año, me llamó y me dijo que había una vacante en la oficina de prensa del Museo. Crecí allí y ahora, soy el director de la oficina de prensa, el community manager y el relaciones públicas.
-¿Cómo es un día a día dentro de su trabajo?
-Llego muy pronto, leo el periódico y elijo los artículos para mi jefe sobre el museo. Es la primera parte. Me encanta saber sobre todo y también cómo los medios hablan sobre el museo. Atendemos peticiones para entrevistas, reportajes, visitas, documentales… Tenemos muchas peticiones para acreditaciones y tenemos que ver quién es. No siempre son periodistas reales (risas). Si vemos que alguien es importante, yo suelo asistirle durante la visita y le explico nuestro proyecto… Al final, la tarea principal es elegir un mensaje bueno y correcto. Tenemos que hacer el arte comprensible, fácil para todos. Creo que es lo más difícil de todo. Somos un museo y a la vez, claro, el museo del Papa. Eso hay que tenerlo en cuenta y tenemos que hablar con este público.
- Viendo sus perfiles en redes sociales, tiene fotos con muchísimos actores, deportistas, artistas… El álbum es impresionante. ¿Cómo se le ocurrió esta idea?
- Empezó cuando se levantó el primer confinamiento durante la pandemia de Covid-19. Piensa que un 92% de los visitantes vienen de todo el mundo, no de Italia. En ese momento estaban todas las fronteras cerradas. Hablé con mi director y dije ‘si abrimos las puertas ahora, sabemos que los italianos sólo son el 8% de nuestros visitantes. De Roma, directamente, solo son el 0,4%. Eso es nada’. Tú vives en Madrid, ¿no? Entiendo que con el Prado pasará algo similar. La gente siempre piensa, está ahí y ya iré mañana. Allí tenéis el Bernabéu y aquí, nos pasa con el Coliseo. Es diferente en Roma porque hay muchas cosas, hay muchísima oferta, pero pasa algo parecido. Necesitábamos pensar en la gente de Roma, de Italia. Durante el confinamiento, veía a los famosos haciendo mucho contenido, la gente hablaba mucho con ellos y pensé ‘¿por qué no invitamos a varia gente de este estilo antes de abrir? Un pequeño grupo y que presenten nuestra colección. Que les diga que vengan ahora, que va a ser una visita casi privada. El sábado previo a la apertura organicé una visita para varios creadores de contenido. Hasta ese momento, llevábamos vendidas 200 entradas. Después de esta visita, vendimos 1.200 en 24 horas. Cuando lo vio el director dijo “¡Madre mía, está funcionando!” (risas). Estaba asustado antes de hacerlo. Somos el museo del Papa y nunca habíamos hecho algo así. Pero pensé “joder, lo haré. Necesitamos hacer algo diferente”.
- ¿En qué consiste esta visita privada?
- Cuando hago esto lo organizo muy bien. Es una visita privada con el amo de llaves. Él tiene el acceso a la Capilla Sixtina, al Museo… Es el que abre y cierra todo. Al final, ofrecemos esta experiencia a cambio de que ellos suban contenido a redes sobre nosotros. Algo que enseñe a la gente lo que hay y lo que estamos haciendo aquí.
- La idea funcionó y tuvo continuidad… ¿quién fue después?
- La siguiente idea fue invitar a un jugador de fútbol. Se lo propuse a mi director. En Roma, hay dos símbolos del fútbol: Francesco Totti y Daniele De Rossi. Son nacidos en Roma y son muy cercanos con la gente. Hasta con los de la Lazio, el gran rival. Consiguen unir a todos los aficionados. Totti no estaba interesado en ese momento, pero llamé a De Rossi y me dijo que sí. ‘A mi esposa le va a encantar ir’, me reconoció. Hice la visita con ellos y subieron contenido a redes sociales. Al día siguiente, tenía a toda la Curva Sud, a todos los tifosi, en el museo (risas).
- Creo que se convirtió en un fenómeno tras estas visitas…
- Sí. A los meses recibí una llamada de Francesca Viola, la responsable de las relaciones VIP de la Roma. Me dijo que estaría bien llevar a otro jugador. Le dije que sí, por supuesto. El que vino fue Paulo Dybala. Nunca había estado y fue lo primero que hizo al llegar a Roma. Vino con su familia y la de su mujer. Al principio, llamé a varias personas, pero con el paso del tiempo fue al revés. Eran ellos los que me llamaban a mí pidiendo venir. Recibí una llamada desde Francia al poco tiempo.
- ¿De quién?
- Era Kim Jones, director artístico de Dior y Fendi. Me dijo que venía a Roma con Kim Kardashian y Kate Moss porque tenían que hacer una sesión de fotos en el Coliseo. Me pidió venir con ellas al museo. Le dije que sí, por supuesto. A Kim Kardashian le gustó la visita e hizo un post. ¿Sabes cuánto vale eso? Creo 200.000 euros o más (NdR: según TMZ, cobra entre 300.000 y 500.000 dólares por post). Ella lo hizo gratis.
- ¿Por qué cree que sucedió?
- Mira, creo que comprenden que esto es más grande que ellos. Cuando alguien ve la Capilla Sixtina se siente pequeño. Te hace humilde. Es una experiencia inolvidable. Cuando acabamos me dieron las gracias y los tres me decían “no sabíamos que podía ser así”. Lloraron incluso. Es una cosa preciosa. Es una gran experiencia. Se me olvidaba una historia muy graciosa con ella.
- Cuéntenos
- Le dimos una camiseta de la Roma. Pensé “Dios mío, si se la pone y sube algo a redes la Roma me va a adorar. Me van a dar un abono de por vida” (risas). Le di la camiseta y no sé si viste la foto… Fue en el año 2021. Ella se fue a comprar comida en Estados Unidos con la camiseta de la Roma puesta y todo el mundo le sacó fotos. Pero, ¿qué pasó? Que se me olvidó que fue la camiseta con la que la Roma perdió cuatro derbis en la misma temporada con la Lazio. El jefe de redes de la Lazio cogió la foto, la puso en el Instagram del club y puso “gran trabajo, Kim”. Puso la foto de ella en un montaje con una de cada uno de los cuatro derbis que perdió la Roma contra ellos. Yo solo pensaba que le había dado la camiseta equivocada, pero la Roma agradeció la publicidad.
- Volviendo a estas visitas, la experiencia es increíble para ellos y para cualquiera, claro
- Sí, por supuesto. Necesitamos llegar al público joven y desde la dirección creyeron que estaba siendo una buena medida para presentarlo a la gente joven. Llevarlo a Instagram, a TikTok…
- En tus redes vimos a varios de los mejores deportistas de la historia: Brady, Federer, McGregor… Gigantes de esto. Muchas veces se habla del desinterés de los deportistas en la cultura, pero ellos acudieron. ¿Cómo fueron sus visitas?
- Con Conor McGregor tenía algo de miedo, porque está un poco loco (risas). Él fue muy, muy amable y el único que ha ofrecido dinero para el Museo. Tuvimos que decir que no y lo donó a la Iglesia de San Pedro. Ha sido el único que ha querido colaborar para ayudar. Vino con su familia porque el día después bautizaba a su hijo en la Iglesia de San Pedro. Su familia es realmente creyente. Al llegar a la Capilla Sixtina, su madre se puso a rezar y lloraba de emoción. Mientras, McGregor abrazó a su madre. Estaba realmente impresionado con Miguel Ángel. Federer, por ejemplo, cuando vino conmigo fue la segunda vez que venía.
- ¿Qué tal fue con el suizo?
- Es un hombre increíble. Me preguntó muchísimas cosas sobre arte, sobre la colección… Se quedó realmente impresionado con el arte de Raffaello (sic). Creo que tienen el mismo estilo. Miguel Ángel es más parecido a Nadal y Rafael, a Federer. Miguel Ángel es más de fuerza y Rafael es más fino. Todos prefieren a Miguel Ángel, pero él no. Federer prefería a Rafael.
- Y con Tom Brady, viniendo de América debe ser distinto…
- Sí, Tom es americano. La cosa es estar allí. La educación es distinta y no estudian el arte igual que en Europa. Es algo más difícil para ellos, pero sí quería ver la Capilla Sixtina.
- Por allí ha pasado también una de las caras más reconocibles de Roma: José Mourinho
- Bueno, él fue como un turista normal (risas). No fue en una visita privada y no se lo dijo a nadie. Vino con gente de su staff. Pero nadie le reconoció.
- ¿En serio?
- Creo que porque el entorno del museo es distinto. Que la gente está a otras cosas. Piensa que normalmente tenemos 26.000 turistas de todas partes del mundo. Mourinho vino un jueves cualquiera a las dos de la tarde con el museo abarrotado de gente. Creo que solo un guarda le reconoció.
- Desde LaLiga, ¿ha ido alguien?
- Sí, Falcao, Simeone, Borja Mayoral, Pedro…
- Cuéntenos sobre cada uno
- Borja Mayoral ha venido tres veces. Cuando estuvo en Roma y la última, hace dos semanas. Organizamos el bautizo de su crío en San Pedro y vino al Museo con Pedro Rodríguez, jugador de la Lazio.
- Hablando de goleadores, ¿qué tal con Radamel Falcao?
- Falcao… Uf, ¿sabes lo que significa líder? Pues él lo es. Tiene un gran carácter, un alma. Amó la Capilla Sixtina. Es muy inteligente. Un líder total.
- Otro líder es Simeone …
- Un amigo de Argentina me avisó de que Simeone estaría en Roma y quería venir con su mujer. Simeone no habla mucho. Su mujer, Carla Pereyra, es súper amable y habla mucho, es todo lo contrario a él (risas). Su visita fue romántica. Fueron toda la visita de la mano y luego le abrazaba mucho. Cuando llegaron a la Capilla Sixtina pasó lo mismo de siempre. Dijeron ‘Dios mío…’. Alucinaban. Ah, bueno, le enseñé también la sección de deportes.
- ¿Tienen una parte de deporte en el Museo del Vaticano?
- Sí, al Papa Francisco le mandan muchos regalos relacionados con el fútbol, le encanta. Los pusimos todos juntos en una vitrina. Hay una camiseta de Argentina que le dio Maradona firmada por el que pone “Para Francisquito con todo mi cariño y mucha paz para todo el mundo”. Que locura, ¿no? Maradona le escribió Francisquito (risas). También hay una de Pelé y hasta un silbato de un árbitro. Se lo mandó el árbitro del último partido de San Lorenzo que el Papa vio en Argentina y lo metimos en la vitrina. El Papa es de San Lorenzo y el club le envió una réplica de la Libertadores que ganaron. También tiene un autógrafo de Kempes. El Papa Francisco le adora y le envió un balón firmado por él.
- ¿Y esto se lo mostró a Simeone?
- Sí, le llevé allí y me dijo “Creo que alguna vez le tendría que mandar una de mis camisetas al Papa y espero que la ponga al lado de Pelé y Maradona”.
- Además de deportistas, también ha llevado a actores. Y a Gladiator, a Russell Crowe, en Roma. Increíble, ¿no?
- Tengo un gran gran recuerdo de su visita. Él ama Roma. Mucho. Me pidió que le organizara una visita para el Coliseo también. Adora el Museo. Él vino con su madre y siempre finalizamos el recorrido en la azotea. Tiene unas vistas increíbles de Roma. Mientras estábamos allí la banda de la Guardia Suiza estaba haciendo un pequeño concierto dentro de El Vaticano. Justo, justo, tocaron la canción favorita de su padre, que acababa de fallecer. La madre la escuchó y empezó a llorar. Russell abrazó a su madre y vi cómo sus ojos se humedecían. Imagina a Gladiator, un hombre fuerte y le vi muy emocionado. Creo que este sitio es realmente imponente. El momento fue muy emocionante. Luego, me pidió volver atrás e ir a la tienda. Quería libros porque se está construyendo una capilla en su casa. Son muy espirituales. Me pidió estar cinco minutos a solas en la Capilla Sixtina en silencio antes de que le explicara los frescos y demás. Eso sí, el mejor para mí fue Sylvester Stallone.
- ¿Qué tal con él?
- Ama la Capilla Sixtina. Tanto, que llamó Sistine a una de sus hijas. La segunda vez que vino me pidió renovar sus votos matrimoniales en la Capilla Sixtina, pero no era posible. Les encontré otro sitio en Roma. Luego, volvió con su hermano. Estaban grabando un show para Paramount. Con su hermano hicimos un tour algo rápido por la mañana, pero, claro, había gente. Sylvester me dijo que no había problema, que él quería ver la Capilla Sixtina. Le reconocían, claro, pero él fue muy amable y atendió a todo el mundo. Es un hombre increíble. Luego, conoció al Papa. ¿Recuerdas su foto como Rocky? Todo el mundo la recuerda. Bueno y con Stallone hicimos como con Kim Kardashian y le dimos una camiseta de la Roma. Llamé a Francesca Viola y le pedí una camiseta de la Roma porque venía Stallone. Ella apareció a las cinco y media de la mañana para dármela y que yo se la diera. Él posó con su camiseta en la azotea. Una foto genial.
- También fue ‘el indomable Will Hunting’, Matt Damon
- Es un hombre muy normal, muy sencillo. Pero le pedimos que fueran máximo diez y vino ¡con veinte personas! (risas). Me pidió, por favor, que venía con toda su familia y le dijimos que vinieran todos, claro.
- Desde España fue Rosalía, ¿qué tal la experiencia con ella?
- Rosalía está loca (risas). Es una artista. Sabía todo sobre la Capilla Sixtina y sobre el Museo. Creo que ha sido la persona más preparada que ha venido a esta visita. A veces no piensas que estos artistas sepan tanto sobre este tipo arte. Vi que era una persona muy preparada. Hacía preguntas realmente difíciles y que entendía muchas cosas. Sabía mucha historia.
- Nos decía que la Capilla Sixtina es algo impresionante. Para los que aún no tuvimos la suerte de verla, ¿cómo es la experiencia? ¿Qué has vivido entre sus muros?
- La gente siempre me dice “como vienes todos los días esto debe ser normal para ti”. Siempre me dicen lo mismo, hasta los famosos. Siempre les digo lo mismo “es imposible acostumbrarte a la Capilla Sixtina”. Pero, hay algo más. Me encanta ver a la gente cuando llega allí. Es la mejor parte de mi trabajo. Cuando ves a la gente llegar y quedarse en silencio… A veces, rezan. Entiendo que soy una persona realmente afortunada. Yo lo veo todos los días y para mucha gente es el viaje de su vida. Solo lo verán una vez en su vida. Mi trabajo es llevar este lugar a la gente. Muchas veces es difícil y pienso si lo estaré haciendo bien, si debería hacer más… Cada mañana lo veo y pienso, tengo que hacer más.
- Hemos hablado de varios futbolistas, pero ¿cuál es tu relación con el fútbol?
- Soy aficionado, por supuesto. Mi padre era del Inter, pero toda mi familia era de la Roma. Yo también. Crecí siendo de la Roma y empecé a ir al Estadio a los 10 años. Para mí es como una religión. La mañana del domingo voy primero a la Iglesia y luego, al Olímpico. Para mí es un momento muy importante con mis amigos. Vamos juntos al partido, tomamos algo, comentamos el partido… Es algo que amo. Es saludable para mí. Apago la cabeza y solo pienso en el fútbol. Es algo personal que ahora conecta con mi trabajo. Es importante conectar a los equipos de fútbol de la ciudad con el Museo.
- Como alguien que trabaja en una institución religiosa tan grande y es aficionado del fútbol que habitualmente acude al estadio, ¿encuentras similitudes? ¿qué el fútbol tiene esa parte religiosa?
- Es una pregunta difícil. En Italia tenemos un gran escritor, Pier Paolo Pasolini, ¿sabes quién es?
- Sí, por supuesto.
- Él dijo que el fútbol es como la religión. Hay algo de ritual. Tienen los mismos rituales. A la gente a la que no le gusta el fútbol no lo entiende, pero Pasolini tenía razón. Yo estoy totalmente de acuerdo. Es un sitio donde la gente se siente bien, se siente segura. En este sentido, creo que son similares. Pero esta es solo mi opinión, como Matteo.
- Dentro de tu enorme lista de gente a la que ya has enseñado El Vaticano, ¿quién tiene ganas de que vaya a ver la Capilla Sixtina?
- Sí, tengo dos. Al Pacino y Robert De Niro. Creo que a ellos les sigue todo el mundo: jóvenes y mayores. Me encantaría enseñarles todo esto. También a Steve McQueen, aunque, claro, es imposible. Bueno y a David Beckham. Me encanta su estilo, su manera de ser. Creo que sabe apreciar la belleza. Lo estoy intentando, pero no es fácil. Igual en el futuro viene. Esperemos.
- Para el futuro, ¿qué espera conseguir?
- De verdad, solo una cosa: conseguir que el arte sea pop. Que sea popular. De la gente. Es nuestra misión. Necesitamos usar las cosas de nuestros tiempos como famosos, creadores de contenido. Vías nuevas para presentar cosas nuevas a la gente. El arte es para todos. Lo dice el Papa Francisco.