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Robert De Niro, sobre la muerte de su nieto de 19 años: “No debería haber pasado”

El veterano actor ha recordado en una entrevista para ‘People’ cómo vivió el trágico suceso y el sentimiento que le acompaña desde entonces.

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La vida no abandona el complejo de montaña rusa por más que se arranquen hojas al calendario, por más que se soplen velas y la cifra de las decenas sea superior a la de las unidades. Nadie se libra de la doble vara de medir que tiene el devenir de las cosas. Algo así debió y debe pasar por la mente de Robert De Niro cuando tuerce la cabeza y enfoca su mirada en el pasado 2023: en abril dio la bienvenida al mundo a su séptima hija, Gia Virginia Chen De Niro, y, sólo tres meses después, enterró a su nieto Leandro, que tan sólo había dado 19 vueltas al Sol.

Aquel trágico acontecimiento dolió como sólo la muerte de un familiar puede doler. Pero luego se transformó y ahora, tal y como revela De Niro en una entrevista a People, recorre los pensamientos del veterano intérprete obligándole a una introspección que le levanta un fuerte sentimiento de culpabilidad.

“Fue simplemente un shock”, recuerda el actor, que se abre en canal acerca de todo lo que a uno se le ocurre tras un suceso así: “Comencé a pensar en todas las cosas que tal vez podría haber hecho por él. No sé si todo habría sido diferente. Es algo que siempre está rondando por mi mente”. La palabra que utiliza para describir la sensación que en él se despertó fue “incredulidad”. Y a ella se agarra para sentenciar: “No debería haber pasado”.

La muerte del joven

El cuerpo sin vida de Leandro De Niro fue encontrado el 3 de julio de 2023 en su apartamento de Nueva York. Tras la autopsia no quedó ninguna duda acerca de lo ocurrido: una combinación de fentanilo, bromazolam, ketamina, cocaína, alprazolam y 7-aminoclonazepam había resultado mortal para el nieto del intérprete.

Drena, madre del fallecido e hija de De Niro, estalló en rabia y lágrimas al concluir que alguien cuya identidad probablemente jamás llegue a ser conocida había engañado al joven Leandro: “Alguien le vendió pastillas con fentanilo que sabían que estaban adulteradas, y aun así se las vendieron, así que para toda esa gente que sigue jodiendo por ahí vendiendo y comprando esta mierda, mi hijo se ha ido para siempre”, dijo entonces, exteriorizando una rabia que la familia al completo ha introducido en su mochila mental y que, probablemente, les acompañe para siempre.