Rigoberta Bandini: “Puedo decir que creo en Dios y luego enseñar una teta en el escenario”
La cantante, que estuvo fuera de la primera línea de la música todo el año pasado tras su éxito ‘Ay mamá’, trabaja ya en su segundo álbum.
“Lo hice por mi hijo y por mí. El ritmo de la gira era muy frenético y coincidió con su crianza. Empecé a entrar en una inercia que no me gustaba. De repente, se me nubló la vista y todo perdió sentido. Me dije que tenía que parar, porque sentí que el burnout estaba a la vuelta de la esquina”, explica Rigoberta Bandini en una entrevista a El País sobre su parón de un año en la música tras el éxito y la polémica cosechados con ‘Ay mamá’.
Unas razones que en el comunicado resumió en que quería “dejar de existir”. “Tal vez fui un poquito intensa. Pero necesitaba imponer una cronología, marcar el final de una etapa. En eso soy muy cuadriculada. En cualquier caso, siempre tuve claro que iba a volver”. Y ya está preparando su segundo álbum, para el que ya tiene 45 temas, ninguno de ellos producido todavía.
Y ¿qué ha hecho durante este parón tras todo el revuelo formado por su tema ‘Ay mamá? “Componer mucho. Leer. Ver a mis amigos. Cuidar de mi hijo. Cocinar espaguetis. Cuidarme. Estoy haciendo muchísimo deporte. Mucha danza. Yoga. Ha sido un año muy guay”.
Tras el Benidorm Fest de 2022, la polémica
De todas las polémicas que llegaron tras su participación en el Benidorm Fest de 2022, tiene claro cuál fue la que peor llevó: “Tal vez las acusaciones de transfobia [por la letra de Ay mamá y su referencia a las mujeres “que sangran”]. Tengo que reconocer que me impactó, por lo rebuscado que era. Y me molestó, de manera más general, ser reducida a un estereotipo, que no se entendiera que todas somos contradictorias y poliédricas. Puedo decir que creo en Dios y luego enseñar una teta en el escenario”.
“Me metí en ese jardín yo solita, pero creo que está bien que exista esta voz. La figura de Dios o de lo espiritual se la ha apoderado la derecha. Qué huevos… Lo que tú entiendas por Dios debería ser de izquierdas, porque está más conectado con otra forma de ver la vida. Al venir de contextos conservadores con alta religiosidad, quise poner bombas en esos sitios. Los escombros me explotan en la cara y me duelen, pero no me arrepiento. Es algo que me va a costar cambiar, porque creo mucho en ello.
Pero los jardines la llevaron también a parar. “Tal vez tuve que decir que no a más cosas. Soy ingenua en esto, y bastante natural, y me lancé con cada titular sin pensármelo mucho. Es lo que más me ha hecho sufrir. Si pudiera volver atrás, hay entrevistas que no hubiera aceptado. Por eso paré. Fue una manera de decir: ‘Me retiro, no me toquéis más los huevos. Ahora voy a decir que no a todo’”.