MAD COOL 2023

Red Hot Chili Peppers culminan con clase un Mad Cool con ‘overbooking’

Una jornada final con los ‘himnos Oasis’ de Liam Gallagher, los trallazos de The Prodigy y un llenazo que genera dudas sobre la capacidad del nuevo recinto.

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Anthony Kiedis, Flea, Chad Smith y John Frusciante, en acción en este Mad Cool 2023.

Los festivales de música, y especialmente los de tamaño mastodóntico, son escrutados no sólo por sus grandes reclamos (el cartel de artistas) si no también por cómo satisfacen eso que ha venido en llamarse la experiencia festivalera. Y en ese terreno, el madrileño Mad Cool no deja de ser un caso digno de estudio. Una idea que nació para devolver los macrofestivales a la capital se ha instalado en un continuado ensayo-error-acierto con dos mudanzas hasta este nuevo recinto, parece, definitivo. Una cosa es planificar un evento de este estilo y otra verlo en funcionamiento. El llenazo de la jornada final de este sábado a lomos del tirón de Red Hot Chili Peppers confirmó lo que se preveía los dos días previos. El nuevo recinto necesita ser repensado seriamente si no se opta por rebajar aforo (75.000 espectadores), porque eso se puede acercar más bien a una pesadilla festivalera. Colas infinitas en los únicos baños centrales, también en las barras, aglomeraciones agobiantes propias del metro de Tokio en hora punta para moverse entre concierto y concierto... y un retorno a casa con el transporte público colapsado.

En lo puramente musical, eso sí, el Mad Cool cerró con la jornada más redonda. La representación nacional se hizo más notable (Belako, Morgan y Shinova) y Red Hot Chili Peppers confirmaron que con su formación original siguen siendo una tuneladora si se lo proponen. En su concierto número 25 en nuestro país y el primero en siete años en Madrid, el lesionado Anthony Kiedis (lució una bota médica en la pierna izquierda), un Flea inagotable como el veterano Chad Smith y el lujo de volver a contar con John Frusciante a la guitarra, qué podía salir mal.

Prácticamente nada, ni siquiera ausencias reconocibles como ‘Scar Tissue’ o ‘Soul to Squeeze’, porque el catálogo que gastan es de aúpa. ‘Around the World’, ‘By the Way’, ‘Give it Away’... fueron cayendo con un Kiedis cada vez más entonado y Flea exprimiendo su manera de tocar marca registrada y hasta un bajo con el logo y los colores de Los Ángeles Lakers (como su -como siempre- escasa indumentaria). El rock de estadio, tan denostado, sí que adquiere sentido con bandas como los RHCP. Sin artificios, sólo cuatro tipos muy, muy buenos en lo suyo.

Liam Gallagher, en un momento del inicio de su actuación en el Mad Cool 2023.
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Liam Gallagher, en un momento del inicio de su actuación en el Mad Cool 2023.Ricardo Rubio Europa Press

La supernova Gallagher

Antes de la banda con más tirón del festival, el solista con más devotos. Liam Gallagher, que solo hay uno. La presencia del díscolo mancuniano en el escenario se siente en cuanto suenan los primeros acordes de Morning Glory. Aunque ayer en el Mad Cool se vio a un ‘Rkid’ diferente a lo que uno puede estar acostumbrado. Comedido, poco charlatán, poco provocador… Este Liam Gallagher es otro. También lo es porque ahora se cuida, y se nota. Sale a correr, evita excesos, y eso se nota en su voz, mucho más presente que hace una década. Suena fresco, y se agradece. Sobre el escenario se le ve mucho más tranquilo, pero no deja de tener sus cosas que le hacen totalmente único: postura encorvada para cantar, maracas y pandereta a mano siempre, chulería a raudales… Eso no cambia. Sí que no estuvo presente ayer su célebre parka, por temas obvios (32º C en Madrid en el momento del concierto), pero si gastó con una sudadera negra que nunca se quitó (de hecho acabó poniéndose la capucha).

El pequeño de los Gallagher combinó desde el primer momento temas que todo el mundo conocía de Oasis, como Slide Away o Stand By Me, con canciones de sus tres últimos trabajos en solitario como Once o Wall of Glass. Poca música de esos años perdura como la de Oasis, y Liam Gallagher lo sabe. A falta de un tratado de paz entre los dos hermanos, bueno es escuchar a uno de ellos en Madrid. Apareció, como está haciendo últimamente, con la canción de “Campeones, campeones” para celebrar el triplete de su Manchester City, pero poco más. Uno habría imaginado que desafiaría mucho más a los aficionados del Real Madrid por la reciente semifinal de la Champions, pero ahora Liam es distinto. Más maduro, pero con esencia.

El público respondió con un llenazo a la última jornada del Mad Cool 2023.
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El público respondió con un llenazo a la última jornada del Mad Cool 2023.Ricardo Rubio Europa Press

Primal Scream y The Prodigy, agitadores

Mientras que Years & Years no logró sacar a la gente de las escasas zonas de sombra ni con su elegante versión de ‘It’s a Sin’ de Pet Shop Boys, Primal Scream sí que logró generar una inmediata conexión inmediata con el público. Si Liam Gallagher/Oasis son la versión más mainstream del Mánchester de los noventa, los escoceses Primal Scream aportan, quizá, la más estravagante de aquel Madchester en el que no sabías donde empezaban las guitarras y donde terminaba la electrónica. Una era de desenfreno y hedonismo que sigue mirándose con indisimulada nostalgia. Allí y aquí. Bobby Gillespie y compañía siguen exprimiendo el 30 aniversario de su seminal Screamadelica, aquel misil inclasificable bañado en acid house. “¿Alguno de vosotros está drogado? Esta canción es producto de las drogas”, dijo Gillespie antes de lanzarse a ‘Loaded’. Un show que terminó con el público en éxtasis bañado en coros gospel.

De una punta a otra del Reino Unido, The Prodigy recogieron algo de ese espíritu de zona de baile que había espolvoreado Primal Scream para convertirlo en desenfreno puro y duro. Aunque cuesta mirar al escenario y no ver ahí al icónico Keith Flint, fallecido hace apenas cuatro años, sus compañeros se empeñan en mantener el mismo nivel de violencia sonora que convirtió a la banda de Essex en un fenómeno de masas en el tramo final de los noventa. ‘Firestarter’ y por supuesto ‘Smack my Bitch Up’ generaron pogos torbellino y decenas y decenas de vasos al aire. Un cierre adrenalítico para un Mad Cool 2023 que, ahora con la presencia del Primavera Sound en Madrid, tiene que replantearse si aumentar la comodidad del cliente puede ser una de sus grandes bazas distintivas de futuro.