GASTRONOMÍA

¿Qué diferencia hay entre un cava y un champagne y de dónde viene cada uno?

Las mayores desemejanzas radican en el clima que necesita la bebida para su maduración, el precio, la tipología de uva y el instante de consumición.

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¿Qué diferencia hay entre un cava y un champagne y de dónde viene cada uno?

Las fiestas se diferencian de los rodajes cinematográficos en que los segundos encuentran sus mejores escenas entre golpes de claqueta y las primeras entre sonidos de cristal brindando. Para un momento así hace falta ser meridiano con el contenido de la copa. Y en las fiestas navideñas, las opciones pasan por unos clásicos que siempre funcionan: vino, cava y champagne. Poco se puede decir que no se sepa de la primera bebida espirituosa, pero las dos restantes tienen en común una incógnita muy extendida en las cenas de estos días: ¿en qué se diferencia una de otra?

Ambas botellas se descorchan de la misma forma, pero el líquido es de muy diferente índole. La primera de las desemejanzas se encuentra en la denominación de origen. El champagne tiene un origen geográfico muy marcado: sólo se elabora en el norte de Francia, en una región que da nombre a la bebida, la Champaña. Aunque el cava no se marcha muy lejos en el mapa, sí que traspasa una frontera en su viaje: su producción se encuentra en la zona mediterránea de España, especialmente en Cataluña y en la región del Penedés.

Diferentes climas, distintos resultados

También se pueden apreciar importantes diferencias en el suelo y en la temperatura necesarios para que el líquido alcance su óptima elaboración. Esto queda evidenciado en, precisamente, las dos zonas mencionadas: el champagne necesita un clima continental que es más frío y húmedo que el mediterráneo que precisa el cava. Los grados que diferencian ambas zonas son cruciales en la maduración de la bebida, así como en el sabor final.

Otro punto importante en el que se distancian ambas botellas es la uva de la que se extrae el líquido. El cava suele emplear uvas de tipología Parellada, Xarel-lo y Macabeo, que son muy diferentes a las utilizadas para el champagne, que suele apostar por un Pinot-Noir, Pinot Meunier y Chardonnay.

Además, también puede extraerse otro punto distinto en la consumición de cada uno: mientras que el cava suele consumirse como un aperitivo con el que complementar la comida, el champagne tiende a acompañar el postre. Por último, el precio. En este abanico juegan otros factores, pero, por norma general, el champagne suele ser más caro que el cava. Uno hace balance, en base a estos puntos, de cuál prefiere para hacer lo verdaderamente importante. Brindar.

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