CINE
Pedro Pascal y el cameo que le sacó de la pobreza: “Tenía menos de siete dólares”
El intérprete apareció en un capítulo de ‘Buffy, cazavampiros’, rol que le otorgó, a la larga, una bonificación económica y un soplo de esperanza.
El abanico de interpretaciones de Pedro Pascal semeja a un pulpo de tentáculos multicolor: sus papeles van de un hábil príncipe sureño en Juego de tronos a guerrero intergaláctico en The Mandalorian (del universo Star Wars), pasando por agente del FBI en El mentalista, agente de la DEA en Narcos y superviviente en un apocalipsis zombie en The Last of Us. Todo es capaz de hacerlo el intérprete chileno.
Sin embargo, antes de que todas estas variopintas ofertas estuvieran encima de la mesa, Pascal estuvo a punto de retirarse de la ardua escalada al monte donde reposan las letras de Hollywood. Rozaba la indigencia cuando el primero de estos papeles le otorgó el salvavidas que necesitaba para dejarse llevar por la marea del cine.
El vampiro que alumbró su carrera
Fue a finales de los noventa, cuando las series todavía mezclaban los atrevimientos creativos que los guionistas se permitían hace décadas y, por otro lado, empezaban a configurarse los géneros que verían la luz a principios del presente siglo. Pedro Pascal, que todavía se llamaba artísticamente por su primer apellido, Pedro Balmaceda, apareció en el primer capítulo de la cuarta temporada de Buffy, cazavampiros: interpretó a un tal Eddie, estudiante de la universidad y muy amigo de Buffy que, efectivamente, acaba convirtiéndose en vampiro.
Que él apareció en la conocidísima serie, si bien dato muy desconocido, no era ningún secreto. Lo que no se sabía al respecto, que ahora revela el actor en una entrevista para Entertainment Tonight, era la importancia que esto tendría en el devenir de su carrera como profesional y, en general, de su vida como ser humano.
“Mi etapa inicial duró unos 15 años. Estamos hablando de poder ir al médico cuando estaba enfermo, operarme, pagar el alquiler”, contextualiza Pascal, antes de soltar el dato: “Tenía menos de siete dólares en el banco y me llegó un pago residual de Buffy, cazavampiros y me salvó. Esa es literalmente la razón por la que me pude quedar en Hollywood y no tuve que tirar la toalla”. El resto es historia
La verdadera esencia de esta suerte de salvación es que el dinero lo recibió a posteriori: no se trata de una nómina propiamente dicha, sino de un pago anual que se recibe a largo plazo y que viene a representar la bonificación que reciben los intérpretes por las reposiciones y ventas en formato físico de aquellos trabajos en los que han participado.
Este funcionamiento, que se prolonga en el tiempo todo lo que la serie siga vendiendo, lleva intrínseco un factor de imprevisibilidad que se traduce en un desconocido margen de incertidumbre con el que los actores juegan en las planificaciones que realizan sobre su cuenta bancaria. Vamos, que no se lo esperaba y que, de alguna forma, aquello terminó materializándose en ese pulpo de tentáculos multicolor que es hoy Pedro Pascal.