Naiara y su vida tras ‘Operación Triunfo’: “Ahora me estoy dando más la hostia”

Gestionar una brusquedad es compleja y admirada virtud: un cambio radical, sea bueno o malo, merece una actuación a la altura. La vida de Naiara Moreno antes de que Operación Triunfo apareciese en su vida era una y la que llegó después de su exitoso paso por la Academia es otra; este derrape, que ha terminado con ella como ganadora del concurso, ha elevado su nombre en la industria nacional hasta un lugar que hace un año podría parecer una quimera.

Sobre esto, precisamente, han hablado la extriunfita y Marina Rivers en la última entrega de su podcast ¿Te la sabes? tras introducir la influencer, a modo de reflexión, el siguiente pensamiento: “Tener objetivos en la vida está muy bien, pero lamento decirte que no vas a heredar la tienda de Stradivarius en la que estás trabajando, trabaja bien, sé maja con tus compañeros, pero tampoco te pases cerrando siempre tú”. Naiara asentía con la tranquilidad de quien se reconoce en palabra ajena.

“No todo el mundo tiene que perseguir sus sueños. A veces es mejor liarla y ya. Yo sueño con tener un despachito de abogado y currar de lo mío, también sueño con la calma y el silencio”, agregaba Rivers. A raíz de esta confesión, la presentación de su invitada: “Soy Naiara, he ganado OT para quien no lo sepa y nada, vengo a comerme el mundo, a cantar, a que el mundo disfrute de mi música, que ha salido hace muy poquito mi single”.

“Cuando salí yo estaba en mi nube”

En realidad, la cantante ha tenido que sacar el doble de fuerzas porque, aunque podía hacerse a la idea, no era consciente de la magnitud del formato que le ha hecho mutar su anonimato en fama sin parangón. “No he visto OT en mi vida, te quiero decir, sabía lo que era, en plan, pues yo que sé, el de Aitana y todo eso, pero no lo había visto como tal”, detallaba la artista, dejado que los monosílabos intentaran describir la marabunta de ideas que tenía en la cabeza.

Entonces quiso matizar la influencer el elemento reality del concurso, la exposición constante a la que eres sometido, avivando el recuerdo de la ganadora. “Nunca sabes el feedback de la gente, si les gusta, si te odian. Vivimos en una burbuja. Tienes momentos de todo, al final, obviamente, te ralla el decir: ‘¿Estaré gustando afuera?, ¿estaré cayendo bien?’. Pero como estás un poco en tu burbuja, a mí tampoco me daba tiempo para comerme la olla en ese sentido”, confesaba la ganadora, agregando que ella había tenido “la suerte de que nadie me ha caído mal” y reconociendo que, evidentemente, eso no quita que se llevase “mejor con unos que con otros”.

Y después de aquello, la vida. Es cierto que, como dice, ya estaba hecha al “contacto con el público” y que ha sabido gestionar los nervios, pero lo brusco del cambio ha sido tal que no puede evitar, afirma, sentir un golpe de realidad al abandonar la burbuja de la Academia: “Ahora me estoy dando más la hostia, cuando salí yo estaba en mi nube, no sabía lo que estaba pasando afuera, todo el apoyo que tengo, o sea yo no era consciente de eso. Ahora me estoy dando cuenta de que voy a los sitios y de una calle a otra me cuesta mucho llegar a mi destino”.

Por aquella máxima histórico-filosófica que reconoce que todo lo que tiene una parte buena tiene, además, una mala, Naiara asegura que intenta siempre “quedarse con lo bueno”; que “obviamente, hay cosas que te pueden doler, pero eso me da un poco igual, me hace gracia”; y, sobre todo, “que hablen, a mí me da igual. Mientras hablan yo estoy trabajando”.

Si la cosa va bien, sonreirá. Y si no, dice, también. “Yo era feliz donde estaba. Si tengo que volver a mi trabajo de antes, no me da miedo. Obvio que tengo incertidumbre, quiero que a la gente le guste mi música, disfrute todo de mí, pero si no sale, no pasa nada”, sentencia una Naiara que, sobre todo, ha demostrado aquella compleja virtud de gestionar las brusquedades.

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