Surfin’ Bichos, directos a las tripas

Si Benito Floro y su ‘Queso Mecánico’ mostraron a Albacete como pequeña potencia futbolística (aunque fuera tan fugaz), Surfin’ Bichos colocaron a esta ciudad manchega como en el mapa del rock alternativo español de los noventa. Un grupo culto y oculto, que trajeron a la tierra de las navajas lo cortante de aquellos Pixies en plena erupción. Un magma creativo, el de los Surfin’, que se escindió en otras propuestas de la mano de las mentes de Fernando Alfaro (en Chucho) y Joaquín Alfaro (con Mercromina), pero que una vez reunido, sigue yendo a las tripas. Esta vez, en la celebración de los 35 años de su (como todos) indispensable disco de debut, ‘La luz en tus entrañas’ (1989) dentro del ciclo de conciertos Inverfest. Mientras en la parte superior del Movistar Arena de Madrid andaba Juan Magán haciendo lo suyo, sea lo que sea eso, en la inferior, en La Sala, Surfin’ Bichos cantaban a ‘gente abollada’ con comida china, subfusiles, referencias bíblicas, sangre, crisis y amor del bueno y del turbio.

Un ángel con quién sabe si intenciones aviesas, tocando una mandolina, fue la única escenografía de un show en el que los albaceteños hicieron la habitual y esperada, tocarse el disco enterito y siguiendo el orden del mismo. En otros casos y otros grupos, podría ser un anticlímax, pero aquí es ‘¿Amas lo desconocido?’ así que el arranque fue sobre raíles. Una de esas piezas que condensa muy bien el espíritu inicial de los Bichos. Si en nada se añade ‘Gente abollada’, una de esas composiciones-bandera del grupo, el resto sólo podía rodar entre la nostalgia bien entendida entre la vigencia de ‘Un perro feliz’ o ‘Crisis’. Porque los manchegos mantienen el punch. Se vio en su excelente álbum de retorno, ese Más allá (2023) que suponía mucho más que un reencuentro para, simplemente, salir a la carretera.

La prueba es lo bien que encajaron ‘Máquina que no para’ y ‘El caballo del mar’ entre la selección de canciones maestras que entraron en acción una vez completada la interpretación íntegra de ‘La luz en tus entrañas’. Ese ‘Mi hermano carnal’ en el que parece que va a entrar en cualquier momento Frank Black por la puerta, con ese “sé que duele, es la vida, sólo la muerte no causa dolor” que retuerce las entrañas, valga la redundancia. Canciones como ‘Rifle de repetición’ y ‘Fuerte!’ siguen sonando inmortales, ejemplos sonoros para las próximas generaciones que quieran agarrar una guitarra y abrirse el pecho. Surfin’ Bichos nos cogieron y nos dieron lo que merecimos, estiraron y ensancharon el corazón, pero fue algo también en camino inverso. Son eternos.

Las entradas para este ciclo Inverfest se pueden adquirir aquí.

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