TIKITAKAS MÚSICA | ENTREVISTA A SIENNA

Sienna, el polifacético artista entre Michael Bolton y The Strokes

2025 va a ser su año, el del músico valenciano Sienna, alter ego de Alejandro Ruiz. Un artista de letras punzantes y estética con un punto Tino Casal con un objetivo claro: “No parar de llenar salas”.

Sienna posa para AS en las oficinas de su sello en Gran Vía.

Sienna estaba dentro de Alejandro Ruiz (Valencia, 1992) casi desde el momento en el que nació, aunque aún no tuviera nombre. Sienna en su manera de mirar el mundo, mucho más profundo y hondo que cualquier otro niño, preocupado de las almas y los rumbos sociales más que de los vídeo juegos o la pelota. Con la cabeza en los tebeos o las manos sobre las cuerdas de una guitarra, aprendiéndola a tocar de manera autodidacta, solo sintiendo cómo a través de cuerdas de alineación de bronce también se puede hablar aunque no haya palabras. O sí. Aceradas, inteligentes y certeras. Más allá. Porque Alejandro Ruiz antes de ser Sienna ya componía y cantaba sus propias, no covers, con esas letras directas potentes y directas, finas, luminosas y sensibles. Lírica punzante, versos al corazón.

Su crecimiento es imparable. Son tres ya sus discos de estudio (Trágico y fugaz, 2017; Tiempos de impacto, 2020; y Trance, 2024). Rozando los 100.000 oyentes mensuales en Spotify, su nombre va a ser uno de los de este 2025. Como sus canciones. Suponen un viaje en sí mismas y en conjunto. En ellas se palpa el paso del tiempo y la propia evolución que el artista ha vivido, calado en sus discos, en las letras y el envoltorio de un artista total.

Recibe a AS en las oficinas de Emerge, su empresa de management, en un edificio en la mítica Gran Vía de Madrid, con Trance bajo el brazo, su último LP, con una portada onírica y 31 minutos de música, diez canciones que ya se cantan en alto en sus conciertos, que, por cierto, serán muchos. Hoy mismo anuncia su mapa del año, allá donde tocará, después de haber participado ayer en el aniversario del Café de La Palma en Madrid, en un acto con el apoyo de Vibra Mahou, donde esta marca vuelve a demostrar su compromiso con la música en directo, conectando artistas y público y respaldando experiencias cinco estrellas relacionadas con la música y la cultura cervecera. Uno que en febrero le llevará por Sevilla (día 7, Fun Club), Málaga (8, Sala Marte) y Salamanca (28, La chica de ayer) y que en abril comenzará su temporada de festivales en el San San de Benicássim. Una gira que terminará con un concierto en Madrid, en la sala Lula el 14 de noviembre, con las entradas ya a la venta.

Sienna posa para AS con su último disco, Trance.
Ampliar
Sienna posa para AS con su último disco, Trance.PEPE ANDRESDIARIO AS

Usted es de Valencia, ¿cómo vivió la DANA?

Un poco locura. Mi hermano perdió la casa, dos coches, la empresa de mis padres, devastada... , parte del material de gira que estaba en la empresa de mis padres, en Catarroja, se ha perdido también. Fue un poco locura porque yo aquí, en Madrid, 24 horas sin poder poner en contacto con mi familia...

Cuenta que en su casa siempre ha habido muchos libros.

A mí me voló mucho la cabeza El juego del ángel de Carlos Ruiz Zafón.

¿Cuántos años tenía cuando lo leyó?

Yo leía muchísimo cuando era pequeño. Muchos cómics, que me encantaban, de Mortadelo y Filemón. Luego Marina, también de Zafón, a Isabel Coixet, Mishima... Me volaban la cabeza. Estaba muy obsesionado por qué nos comportamos como lo hacemos, a nivel social sobre todo. Siempre he pensado que en el qué ya está todo inventado pero el cómo no. La forma en la que hacer las canciones, en la que cuentas una historia, que es lo que te engancha, lo que llama la atención de la gente, el regalo más preciado que te puedan dar. De pequeño siempre me flipaba mucho escribir y contar todo eso que me hervía dentro.

“Necesitaba comunicar más que cantar y luego todo lo demás vino hilado”

Sienna

¿Cuántos años tenía?

Empecé a componer a los 11, 12 años.

Muy pequeño.

Sí, súper. Era un niño, además, que de pequeño siempre andaban preguntando qué es el alma, el por qué de las cosas. A mi madre, que no sabía ni que decirme ya. Cuestiono como todo mucho, también a mí, en muchos momentos.

Le gustaba la física cuántica.

Todo esto me alucina, es algo siempre muy intrínseco en mí. Intensidad buena. Aunque que me hables del tiempo también (ríe). Un poco de banalidad también me gusta (carcajea). Si no me explota la cabeza.

Y cuando cogió una guitarra, ¿qué?

Empecé a componer mis temas.

¿En su casa alguien tocaba?

Mi tío, que ya falleció muy joven, era batería y mi bisabuelo tocaba el saxofón y yo hice todas las pruebas del conservatorio de hecho, por eso, pero nunca ha habido ese punto como: “Eh, artista”. Necesitaba comunicar más que cantar y luego todo lo demás vino hilado.

¿Y la guitarra? ¿Alguien le enseñó a tocarla?

No. Luego ya empecé a dar clases, pero igual que el piano, todo es cuestión de hábitos, de estar cada día un poco y aunque tú creas que no avanzas es un proceso. Es dedicarle tiempo. Como todo en la vida.

Usted es ultra defensor de conciertos en salas.

Hombre, claro.

¿Cómo se produce ese cambio, de Álex a Sienna? Porque usted empezó con ese proyecto en 2017…

En 2017 sí que sale el primer disco, pero yo ya había sacado muchísimas canciones que no están en ningún sitio. En Valencia iba haciendo mis pinitos, componiendo, sacando material… Estuve en un programa con 16, 17 años, del antiguo Canal Nou, donde se hacían versiones de los años 80, 90, y ahí me di cuenta de hacia donde quería llevar mi carrean en la música. Que es un poco lo que hablaba, de las salas, de crearte una identidad propia. Estaba obsesionado con eso. Las personas somos una cosa, una esencia, pero tenemos muchas aristas, vértices y matices y eso se traduce en mi música. Para mí hubiera sido un error vestir Trance con los elementos con los que vestí mis trabajos anteriores. No tendría sentido. No soy la misma persona.

Momento de la entrevista con AS
Ampliar
Momento de la entrevista con AS PEPE ANDRESDIARIO AS

Se nota muy claramente en que cada uno de sus discos están hecho en un momento vital diferente.

(Sonríe) Es loquísimo y, a veces, te preguntas: ¿habrá público que se quedará, se irá?

Pero sigue sonando a usted, a Sienna.

Porque la melodía, o la forma de articular la música, es lo que sigue teniendo esa esencia de Sienna, independientemente de que lo vistas de una forma u otra. Pero sobre todo eso: al final las salas es el baremo real de quién es tu publico. Los festivales te posicionan, te dan visibilidad y es increíble que eso pueda alimentar que la gente vaya a tus salas. Mi propósito es llenar salas, sin parar, y cada vez más.

“Siempre he estado obsesionado en crearme una identidad propia”

Sienna

¿Por qué Sienna?

Es mi nombre artístico. Me llenó la cabeza. Me desperté un día y dije: “Ostras, Siena”. Lo busqué. Hay un hotel que se llama Siena en Italia y le puse dos enes para diferenciar. Y, luego, posterior, un amigo me dijo: “Felicidades por tu cumple y por tu santo”. Y es que el mismo día de mi cumpleaños es Catalina de Siena y el bisabuelo que te he dicho que tocaba el saxofón, su santo es San Bernardino de Siena. Así que es como: me tenía que llamar así (sonríe).

¿Cómo fue su primer concierto?

Con 14 años, en el teatro de Orihuela. Ahí me di cuenta de lo que me gustaba. Lo recuerdo con mucho cariño. Y lo veo a veces como Baby Sienna (ríe)...

Vivió ya una primera vez en Madrid tocando en salas.

En 2014.

¿Se vino a Madrid con la guitarra y ya?

Sí, sí. Compartía piso, estudié un master de locución y tenía tres curros: trabajaba de extra de camarero, en Zara Home y escribía en una revista. Y luego me iba con mi guitarra al Fulanita de Tal, por el barrio de Chueca, e iba haciendo mis conciertos, donde poco a poco había más gente.

¿Sin covers?

Sin covers. Canciones ya mías que no conocía ni Peter. Persiguiendo un poco eso luego me volví a Valencia y saqué un EP muy pequeño que se llamaba Épico y mortal, aunque la canción no estuviera. Cuando hice eso fue un punto de inflexión. De decir: “Aquí empieza mi primer disco”. Y fue como, cuando salió Trágico y Fugaz, con la canción de Épico y Mortal.

¿Y por qué en ese primer EP no estaba la canción llamándose igual?

Fue como todo un proceso. Había otras canciones que para mí eran épicas y mortales y tenía que hacer eso para que me saliera lo otro, que fue un poquito después, y cuando lo hizo fue como: ahora.

En esa canción, su voz recuerda a la de Pucho de Vetusta Morla, de quienes fue telonero.

La letra de esa canción surgió de una conversación con un amigo mío, que ahora es actor y siempre ha sido como racional, en la que me decía: “Es que tienes que tener un plan B por si lo de música no te sale”. Eso me hizo replantearme muchas cosas. ¿En qué sociedad estamos viviendo que si no tienes un trabajo estandarizado, normativo, no puedes siquiera, a aspirar a él? Por eso la canción habla de algo tan eficaz como reconectar / las papilas del gusto del paladar / que no voy a aguantar ni un minuto más / tu racionalizas sin justificar... Son discursos morales que nos meten en la cabeza el qué difícil y que nos creamos unas creencias limitantes de locos. De “no te puedes dedicar a la música”. Es complicado pero como todo en la vida. Tu puedes tener un trabajo y al día siguiente no. Y para qué voy a estar trabajando de algo que no me hace feliz. Prefiero romperme la cabeza haciendo lo que hago y luego la vida dirá.

Usted se hace sus vídeos, sus carteles y hasta se escribe las notas de prensa.

Antes de estar con mi oficina yo me programaba toda la gira. En 2018 empecé a ser autónomo, saqué Tiempos de Impacto que fue ese segundo trabajo y, además, una putada porque salió el 20 de enero de 2020. Ahí yo tenía como 1.000 seguidores pero llenaba salas de casi 400 personas en Valencia, en Madrid. Tenía 15 festivales hasta 2021... Y eso se rompió absolutamente todo y fue como vuelta a empezar. En Melancolic, que es ese EP tan pequeño, yo estaba totalmente destruido después de toda esa movida, por cosas que pasan. Hay temas de Se me para el tiempo, que cuentan esa parte de destrucción, que sirvió para llegar a ahora.

Tiene influencias desde Michael Bolton a los Strokes… ¿De niño qué oía?

Boleros. Todo lo que es su contexto armónico me alucina y sus armonías me han ayudado mucho para componer. También escuchaba un montón de copla.

¿Y cómo compone usted?

Como una pulsión, un canal. De arriba abajo.

¿La canción que más le ha costado sacar?

Esto no es el cielo sí se compuso en poco tiempo, y sabía que esa canción iba a ser muy importante en mi carrera, pero costó sacarla bastante. Había que encontrar el momento, tenía una serie de elementos que costaron… ¡no sé si tardamos siete meses!

¿Qué canción nota que prende más en el público?

Todas. Creí que era eterno sí que se ha convertido en un himno tipo Esto no es el cielo o Se me para el tiempo, que sí que se crea bastante fervor en las salas. Épico y mortal, Simulacro... Muchísimas.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.

Normas