Qué fue del resto de miembros de Extremoduro: la nueva vida de Iñaki Antón, José Ignacio, Miguel Colino y resto de componentes
Los fundadores del grupo, así como los que llegaron más tarde, terminaron repartiéndose entre nuevos grupos musicales y el anonimato.
Se recuerdan pocos días tan negros en la música española como este 10 de diciembre. Había despertado el país todavía con la resaca negra, directa a la nostalgia, producida por el fallecimiento de Jorge Ilegal; no llegó ninguno al desayuno sin leer el titular que avanzaba la muerte de Robe Iniesta. El líder de Extremoduro, una de las figuras más aclamadas de la música patria en los últimos 100 años, cerró los ojos para siempre y congregó a toda la sociedad en torno a unas lágrimas que, juzgan de forma consensuada, se han desprendido demasiado pronto.
Lo cierto es que la banda de Plasencia, fundada por el propio Robe en 1987 y activa hasta 2019, regó los sueños y la imaginación de distintas generaciones con un sonido distinto que algunos, pese a encontrarlo hasta desagradable, no podían dejar de escuchar. Extremoduro era eso: la poesía cruda hecha canción; la vida misma. La culpa de semejante magia la tienen aquellos que se atrevieron a tocar las notas de los pentagramas que desencriptaban sus obras: Robe, Iñaki Antón, José Ignacio, Miguel Colino, Salo y El Sucio, entre tantos otros que contribuyeron al crecimiento de la longeva banda.
De Inconscientes a Rebrote, pasando por el anonimato
A Iñaki Antón, ‘Uoho’ para sus seguidores, se le debe reconocer una influencia inmensa en la creación del mito de Extremoduro: produjo la mayoría de los discos y firmó numerosos arreglos y guitarras. Tras la disolución del grupo, se lanzó de lleno a recorrer una suerte de proyectos personales que le llevaron a la creación de Rebrote, grupo en el que hoy figura.
Salo construyó junto a Robe el sonido del grupo y, tras dar los primeros y más complicados pasos, abandonó la banda en 1993. Desde entonces sembró su pasión por el jazz y la guitarra entre las paredes de su casa, que deben ser bendecidas por el sinfín de melodías mágicas que han escuchado y que jamás salieron de ahí. Falleció en 2021 de cáncer, aunando los mensajes de miles de personas que, pese a su corta etapa en Extremoduro, alabaron su importante contribución al grupo.
Fue vital en todo este asunto místico y musical la figura de José Ignacio Cantera, mítico batería de la banda. También hizo acto de presencia en el proyecto Extrechinato y Tú, que sumó a Robe y a Fito Cabrales, y, como Miguel Colino, también bajista, se sumó, una vez desapareció Extremoduro, a Inconscientes (liderado por ‘Uoho’). El primero de ellos, además, forma parte de Rebrote.
Y El Sucio, bajista electrónico y culpable de muchos de los sonidos particulares que colmaban las melodías de Extremoduro: cubrió la baja de Salo cuando se reestructuró el grupo y, amén del terrorífico destino, perdió la vida el mismo año que él. Tiene la muerte la fatídica de costumbre de no llevarse nunca un único rockero.
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