Porridge Radio, un precioso final
El proyecto casi unipersonal de Dana Margolin pasó por Madrid con su montaña rusa emocional. Han anunciado su adiós y lo dejan en todo lo alto.
No hay nada más triste que lo tuyo, cantaban Hidrogenesse, pero habría que añadir otra cosa: presenciar el que -en teoría- es el último concierto en tu ciudad de una banda o artista que crees que aún tienen mucho por decir. Es lo que ocurrió este pasado miércoles en la sala Copérnico de Madrid con los británicos Porridge Radio, ese proyecto casi unipersonal de Dana Margolin (cantante, guitarrista y letrista). Que llega, por desgracia, a su fin.
Una noche confeccionada por Primavera Tours que arrancó intimista, con una propuesta parecida. Soph Nathan desnudó la canciones de su grupo, Our Girl, en el más estricto sentido de la palabra, porque ejerció de telonera en formato redux, sin sus dos compañeros (Josh Taylor y Lauren Wilson) y defendió canciones enormes como Something about me being a woman sin más arma que su guitarra, su voz y su sensibilidad.
Dana Margolin presenció, cafetito en mano, esa actuación antes de agarrar por la pechera la suya. Salió al escenario sin manierismos, casi de andar por casa, junto a Georgie Stott (teclados), Sam Yardley (batería) y Dan Hutchins (bajo). Tenía mucho que contar y cantar. Porque el lanzamiento reciente de su EP The Machine Starts To Sing vino en bandeja agridulce, con el anuncio de que Porridge Radio lo dejan.
Era esperable que el concierto gravitase alrededor de Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me (2024), su último álbum y casi epitafio musical. Y así fue. Desde el inicio, con Sick of the Blues y pasando casi de puntillas por el álbum Every Bad, uno de los mejores del 2020 y el que les colocó definitivamente en el mapa sonoro europeo. Es más, prácticamente ni lo pisaron, sólo con I Got Lost y con la aparición casi por sorpresa de la impresionante e imperecedera Sweet, la canción que impulsó todo, que no estaba en el setlist impreso pero surgió en el bis.
Dolor en el corazón
Esto es elucubrar, pero quizá Sweet es parte de la razón de que Porridge Radio cuelgue los instrumentos. Ese tema sacó a Margolin de su pequeña concha y no parece casualidad que su música, una continuada montaña rusa emocional, se escorase aún más hacia temas como la ansiedad y la búsqueda de espacios de paz. Por ahí llegaron Lavender, Raspberries, In a Dream I’m Painting y Pieces of Heaven. Un final, con The Rip, que habla del dolor del corazón, muy apropiado y entre las contorsiones vibrantes de la Margolin. La paz sobrevino, con el grupo convirtiendo las hojas con el repertorio en avioncitos, o más bien palomas, en línea con la imaginería de Porridge Radio, y haciéndolas volar hacia sus fans. Ojalá, algún día, haya un trayecto de vuelta.
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