“Nuestra música es como el Neymar del Barça..., pero con final feliz”

Su música es como ellos. Desenfadada, divertida, sin etiquetas. Un estilo que lo mezcla todo. De rumba al indie pasando por el pop. Éxtasis Band es su nombre, ese que conjuga el sueño de tres amigos que nacieron en 1995 en Viladecavalls, Barcelona, que compartieron guardería u calle y, un día se repartieron instrumentos para aprenderlos, y seguir haciendo canciones. Ellos son Gerard Giner; Álex Salguero Guero; y Jordi Pujol Putxi. Voz, piano y saxofón. Una banda fresca y potente con cierto aire ‘dosmilero’. Forman parte del cartel del Inverfest, con dos fechas en Siroco, el 10 y el 11 de enero, la primera ya con el ‘Sold Out’ y la segunda, casi, que llenarán con las canciones de ‘No sé pk’, su primer disco, ese con el que ya pusieron la Sala Razzmatazz en octubre en Barcelona.

Un rato con ellos es efervescencia, risas, complicidad. Pues todo eso está en sus canciones. Geri, en el centro, agarra la grabadora, moviéndola de la boca de Putxi, la propia y la de Guero, con buena mano de reportero. Los tres comparten tatuajes. Como ese triángulo que significa equilibrio. “Tenemos varios iguales porque somos como una secta”, ríe Gerard. Y los demás. También llevan la calle en la que vivían, el número 321… Aprendieron de ver cómo se movían ya bandas que habían sido como ellos, un grupo de amigos, y ahora ya son grandes y que pasaban por el estudio de grabación en el trabajaba Gerard. Viva Suecia, Love of Lesbian, Sidonie... Buenos ejemplos, mejor germen.

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Se conocen de la guardería. La suya es una historia muy curiosa.

Gerard Giner: Literal.

¿Qué guardería era?

G. G.: No tengo ni idea. La del pueblo, ¿no?

Jordi Puyol: ¡La Barrumina!

G. G.: Viladecavalls es un pueblo que…, ¿ahora cuánta gente?

Alex Salguero: Siete mil o así.

G. G.: Es un pueblo pequeño. Era muy fácil conocerse. Yo cuando fui al pueblo, la casa al lado de mi casa, era la de éste (señala a Guero). Así que, por obligación, o por despecho, tuvo que ser mi amigo (ríen todos).

Y usted, Putxi, se los encontró en la guardería, ¿no?

G. G.: A ti te escogimos (borbotones de risas de nuevo).

J. P.: Nos escogimos, pero no nos acordamos tampoco del día (con la risa en la boca también). Venimos en pack, ya.

Porque, después de esa guardería en la que se conocieron, ¡viven juntos a día de hoy!

G. G.: Desde hace cinco años.

Llevan cuatro con el proyecto de Éxtasis Band.

A. S.: Nos fuimos a Barna a vivir. En el mundo de la música tienes que estar en un epicentro.

G. G.: Pero con lo puesto. Yo tenía 22 años y fue como: “Bueno, chao”. Sin un curro. Cada uno dejamos uno. Yo estudie Publicidad, Guero, márketing y Putxi, relaciones internacionales. Nos licenciamos, tal y nos dieron un curro ya para ponerte en serio. Y dijimos: “A la mierda, nos vamos con lo puesto”. Éramos unos flipaos.

J. P.: Lo seguimos siendo, eh (ríe).

G. G.: Y nos fuimos a un cuchitril en el que aún seguimos.

J. P.: O sea es un piso terrible.

¿Quién es el más escrupuloso con la limpieza?

G. G.: El cuarto en discordia, el que no está. Nuestro colega también de toda la vida. Es como la mami. “Chicos, vigilad”. “Pillaos el paragüas…”.

¿Y el que mejor cocina?

G. G.: Putxi.

J. P.: Entre tú y yo (señala Putxi).

G. G.: Tú.

J. P.: Venga, diré que yo.

¿Plato estrella?

J. P.: La pasta a la carbonara. Si no quiero fallar, hago esto.

G. G.: No te habían preguntado por tu cocina nunca, bro (risas). Pero su pasta a la carbonara está muy rica.

Pues ahora va la música. ¿Cómo empezó el proyecto? ¿Se repartieron los instrumentos también de manera autodidacta como La La Love You?

G. G.: Lo mismo. Fue como algo divino… Yo me levanté un sábado y a mi madre, que tenía una guitarrita española en casa y sí sabía tocar un poco, le dije: “Mama, enséñame a hacer un acorde”. Yo cada vez que me acuerdo… Porque aparte no pasó nada. No vi un concierto o un vídeoclip que encendiera la chispa. No. Me levanté un día y por algo: ‘Mama, enséñame…’. Y me enseñó un Do.

¿Cuántos años tenía?

G. G.: 18. Me enseñó los acordes y me fui corriendo a casa de Guero y le dije: “Tío, mira esto”. Y me puse ahí tran-tran-tran con la guitarra. “He hecho una canción”. De mierda. Con dos acordes, cambiando el dedo. Dije: “Tío, tú tienes un piano en casa”, porque tenía uno de su hermana, que tocaba. “Vamos a aprender cómo se hacen estos dos acordes y lo hacemos juntos. Ya está. Vamos a hacer una banda y nos hacemos famosos” (estallan en carcajadas todos a la vez, de nuevo). Fue así. Putxi sí que tocaba.

J. P.: El saxo. Desde pequeñito. En la escuela de música del pueblo. Me acuerdo que vi a Bruce Springsteen y flipé porque llevaba a Clarence Clemons, un saxo en una banda de rock.

¿Y cuando le llamaron sus dos amigos con que con dos acordes tenía una canción y el otro estaba aprendiéndolos en el piano, usted…?

J. P.: Pues yo tenía el saxo y dijimos: “Pues montamos una banda de rock”.

G. G.: Parece otra vida pero fue hace nueve años, tampoco hace tanto. Pero han sido nueve años de solo esto, la música. Una obsesión. Hemos perdido curros, colegas, novias… Todo. Me acuerdo que haciendo la carrera nos pasábamos los fines de semana en un garaje, aprendiendo a tocar. Un acorde nuevo era como un mundo.

J. P.: Y descubrir bandas… Cada vez es más difícil que te flipe una canción, pero con 18 años, era… Alguien descubría un grupo y nos juntábamos, escuchábamos el disco, y flipábamos.

¿Qué referentes musicales tenían?

G. G.: En mi casa, lo que se escuchaba eran cantautores. Mi padre me cantaba canciones de Sabina en la cuna, que alguna no sé si va bien para un bebé. Serrat… La importancia estaba en el texto. Por eso también somos una banda de rock pero decimos que somos también una banda de pop porque lo que nos gusta más es contar cosas. La letra lo veo algo muy importante.

A. G.: Yo escuchaba lo que me ponía mi padre. Dire Straits, Los Rolling. Era como más guiri. Con once, doce años, empezaron a aparecer discos rollo ‘El zapatillas’ de El Canto del Loco, Estopa, Pereza…

J. P.: Nosotros (señala a Gerard) tenemos hermanas mayores y eso también influyó. Yo no escuchaba música para niños. Escuchábamos sus canciones. Y pillamos muy fuerte toda esta época de Melendi, El Canto del Loco, Estopa… Los 2000 nos pegaron muy fuerte y creo que hay algo ahí, en nuestra música.

Su tema ‘Ojitos Marrones’ de hecho tiene un aire 2000.

G. G.: Sacas a la luz la canción que nos ha roto el plástico. Cuando empiezas a hacer canciones no tienes ningún altavoz. Las redes, solo. Sacas canciones y canciones y se quedan en tu círculo. Y tú las sacas para que se acerquen mánagers, productores, reporteros… Y con esta vendimos 700 entradas en Barcelona el otro día por esa canción. Y en Madrid llenamos La Palma… por esa canción.

¿Y cuándo la cantan en directo qué?

J. P.: Es increíble. Yo, mira (muestra la piel del brazo, por completo de gallina).

G. G.: Tú lloraste mucho en la Razzmatazz.

J. P.: Yo en Barna lloré mucho. Me esperé a que se terminara el concierto, pero lo hice como un niño.

G. G.: Sí, porque es verdad que hace tiempo que estamos en la banda, pero no hemos dado muchos conciertos en Barcelona. Ese de octubre nuestro sexto bolo. Que somos de allí. Y los primeros son en una sala de 50 personas para tus tíos y también lo contamos. Era estar en una sala en la que habíamos estado de fiesta, habíamos ido a ver conciertos, llena, pero por nosotros. Era cómo: “¡Qué coñ...!”.

A. G.: Literal, literal. Creo que la primera vez que tocamos ‘Ojitos marrones’ fue en el Café de La Palma y fue mágico.

J.P.: Lo bueno es que no nos van a poner un Barça-Madrid a la misma hora del conciertos. ¡En Barcelona nos pusieron el clásico, mismo día y misma hora!

G. G.: Faltaba un mes para el bolo. Teníamos todo el aforo vendido. Y nos llama el mánager y nos dice: “¿Habéis visto lo del Barça?”. Y dijimos: “¿Qué pasa?”. Estábamos ensayando. Y salimos y lo vimos: el Barça-Madrid 26 de octubre a las nueve de la noche. Fue boom.

¿Y qué hicieron?

A. G.: Avanzamos una hora el bolo. Los hacemos de una hora y media, hora y cuarto y dijimos: “Acabamos una hora antes el concierto y la gente que quiera ver lo interesante del partido, que es la segunda parte, que fue cuando metimos los cuatro, que la vea”. Y fue la única manera porque, al final, si pones una pantalla o lo montas de alguna manera, no le das valor a lo tuyo.

Joan Dausá hizo un evento en Madrid, en Vistalegre, ese día, a la misma hora, y decía lo mismo.

G. G.: Yo tengo muy buena relación y fue él quien nos recomendó que lo adelantáramos una hora. El tío es un capo.

Empezaron hace nueve años, viven juntos desde hace cinco, pero cómo toma peso la banda.

G. G.: El momento en el que se formaliza, cuando decimos, es algo profesional es 2022 cuando sacamos la primera canción. El rock con Sidonie.

J. P.: En la pandemia fue un momento que, nosotros ya vivíamos juntos, pero nos fuimos al pueblo porque pasar una pandemia en el piso en el que vivimos no era viable. Aquellos fueron meses de pensar mucho en el proyecto, montarlo.

G. G.: También se junta que yo empecé a trabajar en Blind Records, un estudio de Barcelona en el que graba todo el indie. Sidonie, Love of Lesbian, Viva Suecia, Veintiuno… Todos. Yo empecé ahí en 2020. Y también fue como: “Aquí vamos a ver pasar a mucha gente, vamos a aprender un montón, pasarán muchos mánagers…”. Y también fue un momento de decir: “Tíos, aquí hay que hacer algo que mole y hay que ir a muerte”.

A. G.: Aprendes cómo funcionan las bandas, de cómo formar un proyecto y hacer las cosas bien.

G. G.: Y a partir de ahí, de ver otras bandas, vimos que eso era una empresa.

Las canciones las escribe usted, Gerard. ¿Cómo?

G. G.: Si tuviera una técnica estaría escribiendo todo el rato. Y mega hits (ríe). Hay algo de magia que eso es lo que me da la energía para seguir haciendo música. Cuando sale una letra que encaja con una melodía, dices: “Host...”. Te sigue sorprendiendo como el primer día y pasa sin saber cómo. Entras en una especie de flow…

Y como es eso de tocar en la plaza del Grano, porque ustedes ya lo han hecho ahí, en el Sonorama, sin haber sacado un disco.

G. G.: Quien contesta.

A. G.: Yo. Lo primero es que es un sitio super mítico, la cumbre del indie español. Jueves a la una.

G. G.: Estaba petado.

A. G.: Es como un check más. Sin un disco. Es que es bastante…

G. G.: Cosas importantes para nosotros, señales de que, lo que estás haciendo, lo estás haciendo bien. Vamos bien. Que al tipo que lleva el Sonorama le mola. Cuesta un montón conectar con la peña, tío, y hemos tenido suerte de que, desde el primer momento sacando canciones, que al día salen…

J. P.: 150.000, en Spotify.

G. G.: Es que es muy fuerte. 150.000 al día. Pues hemos tenido la suerte de que ya desde la primera conectamos con un público muy pequeño. Cómo. Ni tengo ni idea, pero hemos conectado.

Ustedes se presentan como un grupo sin etiquetas. Desde el rock hasta la rumba catalana. Recuerdan un poco a Estopa.

G. G.: Es que son referentes para nosotros. Yo quiero que mi música sea así. No que somos los nuevos rockeros porque vamos con chupas y black. No, yo soy un tío de me gusta Melendi y me flipa Bryan Adams. Y queremos ue desde nuestro primer disco sea así. No vamos a hacer ni rock and roll ni pop ni rumba ni dance, vamos a hacer lo que nos de la gana.

J. P.: Y es muy importante hacerlo desde el principio. Que tu primer disco sea sin complejos y sin etiquetas, ya le estás diciendo al público esto va a ser así. Si en el segundo el primer tema es una bachata que nadie se sorprenda. No digo que vaya a pasar (ríe) pero creo que entre nuestro público nadie dirá: “Vaya cambio”. No. Será natural.

A. G.: Juega en tu favor hacerlo desde el principio pero si no te sale hacerlo desde el principio y después sí, hacer otra movida, es un tema artístico igual. Que muchas veces se dice: “Se ha vendido”. Igual que uno cambia de curro y hace otra movida. Dentro del arte también puedes cambiar y tenemos la suerte de que cada vez se acepta más el cambio y el poder modificarte.

¿De dónde viene el nombre de Extasis Band?

G. G.: De la droga no, que todo el mundo nos lo pregunta. Es de la situación que tuvimos en el local, en el garaje de Putxi, la primera vez que tocamos canciones. “Buah, qué está pasando aquí, entre estas cuatro paredes”, nos dijimos. Tocando fatal, desafinados, pero siendo como guauuu, “esto es éxtasis, tío”. Y ahí lo tuvimos.

A. G.: Y luego tenía rollo, fuerza.

G. G.: Tengo que decir que lo nuestro es cero producto. No está pensado ni premeditado nada. Ni el nombre ni el estilo. Éxtasis parece un nombre más de una banda más de punk. Nos da igual. Si hacemos canciones más de rock o de bachata. Yo quiero que le guste a la gente. No quiero que nos etiquete como grupo de Viña Rock o Sonorama.

J. P.: Es trabajo del público, él decidirá dónde estamos.

Hablaban antes de fútbol y el Clásico... Porque ustedes son muy culés...

J. P.: Nosotros nos enganchamos al fútbol con Ronaldinho.

A. G.: Con Ronaldinho empezó todo.

G. G.: Tenemos que confesar que nuestra primera idea, la de estos tres chavales, era ser futbolistas. Jugábamos a fútbol, en el mismo equipo, toda la vida.

¿De qué?

J. P.: Yo, central.

G. G.: Yo mediapunta

A. G.: Yo un poco de todo. Lateral, central...

G. G.: Yo jugaba de puta madre en el medio pero te voy a contar un trauma que no he contado nunca: hice el cambio físico muy tarde. Y cuando eres alevín, un chaval, yo era el capi, iba con el brazalete. Y un verano nos vamos cada uno por ahí y, cuando volvemos en septiembre todo, el mundo había crecido, eran hombres, con pelo, con todo, y yo seguía siendo un bebé. “¿Qué os pasado?”. Y el entrenador que teníamos era como: “Geri..:”. Palmada en la espalda y te envía al banquillo. A la mierd... Y me vine abajo. Pero te juro que queríamos ser futbolistas. Bueno, y Putxi un tiempo que periodista deportivo.

J. P.: Ah, sí. Cuando vi que el fútbol ya no, que me empecé a lesionar muchísimo, tanto que me llamaban Iván de la Peña, dije: “Bueno, pues igual periodista deportivo...”. Pero ya después vino la música y lo tumbó todo.

G. G.: Tienen puntos en común, la pasión por la música y el fútbol. La gente cero futbolera no entiende nada: “¿Cómo os podéis poner así por cuatro tíos dando patadas a un balón...“. Lo típico, pero tiene que ver la pasión de un equipo, de ir para una cosa...

A. G.: A mí me enseñó valores, los ves ahí cuando lo juegas desde pequeñito.

¿Y el Barça de dónde les viene? ¿De cuna?

G. G.: De cuna, cunísima.

J. P.: Yo tengo en casa unos patucos que me regalaron el día que nací con el escudo del Barça.

¿Les sorprendió el inicio de temporada del Barça de Flick?

G. G.: Joder, que si nos sorprendió, pero tenía miedo que nos desinfláramos...

J. P.: Geri es el más tribunero.

G. G.: Y con la música igual. En cada concierto quiero anular. En cada uno pienso…

A. G.: Da igual que haya un ‘Sold Out’, siempre dice: “No va a venir nadie (risas)”.

G. G.: Soy un pesimista tribunero.

J. P.: Es algo muy culé.

A. G.: No ganamos como el Madrid.

J. P.: Yo tengo la teoría de que al Madrid le dan la Champions al principio de año y todos los demás equipos juegan a ver si se la quitan.

¿Qué jugador puede representar más la música de Éxtasis Band?

A. G.: Complicado esto, no lo había pensado nunca. Messi, Neymar... ¡El primer Neymar! Eso... El del Barça, pero con un final feliz.

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