Final Internacional Red Bull Batalla
La noche en la que Red Bull Batalla fue Roma
El amanecer del séptimo día en el WiZink Center contempló a dos campeones mundiales compartir cinturón por primera vez en la historia.
Madrid dio la razón a Virgilio. “La bajada al Averno es fácil y suave; las puertas de Dite —Plutón para los clásicos y Hades para los nostálgicos— están de par en par abiertas noche y día. Pero dar un paso atrás y volver a ver el cielo, ¡eso sí que es tarea y empeño difícil!”, dejó por escrito en una ocasión el poeta romano. Ridley Scott retomó la cita y la colocó sabiamente en los labios de Paul Mescal para construir el personaje vengativo que aparece en Gladiator II. Y el WiZink Center creyó recordarla al término de un evento que pasará a la historia del freestyle. Cuando el día se hizo noche en la Internacional de Red Bull Batalla, la capital de España coronó en su coliseo a dos emperadores. Chuty y Gazir.
El frío castizo se había evaporado en el interior del antiguo Palacio de los Deportes. Una introducción radical y fastuosa fue la culpable: las luces se mezclaron, apuntaron al cinturón y, entre la nerviosa incertidumbre que suele acompañar a la euforia, desfilaron los históricos campeones mundiales patrios de Red Bull Batalla, a excepción de Rayden: Noult, Invert, Arkano, Skone y Bnet. El último causó delirios en el ateneo con el anuncio de su retorno. No se podía proclamar un césar sin la presencia del senado.
No hay público más entregado que el que presencia la primera gota de sangre. La fase de octavos de final inició con la caída del vigente subcampeón mundial, que claudicó ante un notorio Katacrist, y vio redoblada la intensidad de su ambiente con un segundo duelo que, disfrazado de oveja de primera ronda, escondía el enfrentamiento entre dos campeones internacionales: Rapder puso a Chuty contra las cuerdas, pero Dios, réplica —y polémica, para los escépticos— mediante, cerró las puertas de San Pedro a la Bestia de Occidente.
Gladiadores, a la arena
El evento entró en una dinámica gladiadora. Primero, un Stuart discreto pinchó el globo de un prometedor Aldahir con la aguja de su coherencia; después, Chang, que regresaba al escenario que le aupó como miembro de una élite selecta del freestyle, y tratando de esgrimir la misma suerte de falcata que el argentino, se arrodilló ante El Menor, quien se peinaba su flequillo acomodando la corona con un gesto propio de quien se sabe heredero al trono.
Cuando Gazir subió al escenario el público pidió una cabeza. Mecha trató de ofrecerles la del asturiano; y el arcángel, con precisión de relojero y armado de la baraka que rezuma el aura de quien no falla, le entregó la del joven cordobés. Instantes después Valles T, cuya última visita al WiZink le valió una medalla de plata, expulsó a un Teorema excelso. Los dos últimos duelos fueron el aperitivo previo a los cuartos de final: Exe mordió el hueso y, renunciando a un patrón que la base le negó, eliminó a Adonys; y Airon, a medio gas y sin grandes vacilaciones, deshizo las ilusiones que las votaciones del público entregaron a Potencia semanas antes de la cita.
Como no podía entenderse laurel dorado sin espada manchada, los raperos agitaron los atelajes de sus carros de combate. La tormenta de arena que levantaron las rimas de los competidores ahogó en ovaciones el estadio: Chuty no permitió resquicio alguno ante un Katacrist que dejó en lo alto la bandera peruana, El Menor noqueó a Stuart en una ajustada batalla donde la constancia premió al chileno, Gazir hundió sus versos en el pecho de Valles T y Exe, el mejor argento de la fecha, terminó con el último colombiano del evento.
Entre Chuty y El Menor había una generación de diferencia, paradoja que cumplió su proverbio al determinar que fue el tiempo lo que sentenció la participación del chileno: su rendimiento fue apagándose con el devenir de las rondas y pasó de mirarse en el espejo del campeón a observar cómo los cristales se resquebrajaban con el eco de sus rimas. Exe también vio durante algunos instantes cómo el reflejo de su futuro inmediato le devolvía el guiño con el cinturón de campeón, pero una réplica y el último hálito de un Gazir que estuvo a punto de perecer en el ruedo empujaron al argentino cuando casi rozaba con la yema de los dedos su figura en el río.
Había final española. Chuty y Gazir subieron al escenario. Las luces amagaron con apagarse, los freestylers se acercaron con gesto serio y, durante unos segundos, pareció escucharse la respiración de ambos entre el ruido de una masa hambrienta por coronar a un emperador. El asturiano esquivó los firmes espadazos del madrileño y logró cortar su coraza. Había hecho sangrar a Dios. El rugido del público era cada vez mayor y sólo la resistencia hercúlea de Chuty, que hizo de la defensa su mejor arma, evitó que la batalla llegase a su fin antes de tiempo. Cuando concluyó, el ateneo se llenó de brazos en el aire dibujando las cruces de una réplica.
La fragilidad de un sueño
En aquellos segundos la Red Bull Internacional, así como la Roma que Marco Aurelio imaginó, fue un sueño. Una suerte onírica escondida entre sus estoicas meditaciones. La cuenta regresiva. Jamás ha sido tan frágil un imperio. El silencio. Y el brazo de Chuty en el cielo de la capital.
Había pasado un año desde que Chuty descendió al Averno para llevarse la cabeza de Aczino. “Si el diablo no sube al cielo bajo al infierno a buscarlo”, dijo en la tierra de Gabo. Doce meses después, Madrid dio la razón a Virgilio. Su regreso al edén se truncó cuando un cruel despiste, camuflado entre el confeti y el éxtasis, hizo no coincidir la votación del jurado con el veredicto de la batalla. Ya era tarde: el coliseo estaba vacío y los gladiadores habían tirado las espadas.
Red Bull hizo lo inédito. El amanecer del séptimo día contempló a dos campeones mundiales compartiendo un mismo cinturón por primera vez en la historia. Dos emperadores insatisfechos con su mitad de corona y el imperio tambaleándose. Ni Complutum era Emerita Augusta, ni Chuty y Gazir guardaban parecido alguno con Geta y Caracalla. A ambos les faltó preguntar al público si es así cómo Roma trata a sus héroes.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.