cronicAS

El silencio roto de Standstill

La gira de reunión de la banda de Enric Montefusco se cerró en el Inverfest madrileño. Por todo lo alto, porque se van y vuelven, pero son imperecederos.

Standstill, en un momento de su actuación en la sala La Riviera de Madrid.
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Carlos Forjanes
Nació en Madrid en 1982. Desempeña desde 2007 en AS las funciones de redactor primero en la sección de Fútbol y poco después en la del Real Madrid. En ella ha cubierto, entre otros torneos, tres finales de la Champions League. También forma parte del programa ‘Tres de Descuento’ en el Twitch de AS y presenta el espacio ‘Fútbol Sapiens’ en AStv.
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Las idas y venidas de Standstill arremolinan dos sentimientos primarios, una tristeza extraña por ver tan bello animal musical difuminarse (cuando lo dejan) y una alegría nostálgica (cuando retoman los instrumentos) porque se abre la posibilidad de algo que sigue siendo único. La veterana banda catalana liderada por el multifacético Enric Montefusco, uno de esos artistas que merece un reconocimiento público mucho mayor del que goza, cerró su gira de reunión este pasado 31 de enero en Madrid dentro del Inverfest, el ‘festival invernal’ en salas que viene celebrándose en la capital, Zaragoza y diversos puntos de Euskadi. Broche genial.

Sobre todo por los cinco sobre el escenario. Que abajo, en el público, hubo quien decidió estropear algo esencial en Standstill, los silencios. Tan importantes como las explosiones sonoras con los que se alterna. Romper esos silencios, con conversaciones o gritos fuera de lugar, como dice el propio grupo en ‘Por qué me llamas a estas horas?’... “no tiene perdón”. Se lo tragaron con dignidad, aunque el cabreo de Ricky Lavado, baterista, quedó patente con varios movimientos reprobatorios de cabeza y una cara de circunstancias. El público no siempre es sabio. Pero Standstill siguió adelante, como Bonaparte, y qué lujazo. Un show que comienza de una tacada con ‘Me gusta tanto’, ‘Poema nº3′ y ‘La risa funesta’ condensa en poco más de diez minutos un torrente emocional que genera una especie de elevación y teletransportación. Todos y todas, al bolsillo de Enric y su gente.

El silencio roto de Standstill
Enric Montefusco, líder de Standstill, durante su actuación en Madrid.Instagram

Enric, con su sempiterno pelo lacio y barba frondosa, rompió la barrera para introducir a la audiencia en varias de esas composiciones que iban presentando. Se permitió, dentro de su aparente timidez, incluso bromear con la introducción de ‘Moriréis todos jóvenes’. También desnudó intimidades del grupo, como ese Standstill de 2004 que les reorientó y les dio un impulso culminado con Vivalaguerra (2006) y el imponente Adelante Bonaparte (2010). De todos ellos fueron nutriendo un setlist en el que hubo parada y homenaje a los fans de su época hardcore y en inglés, con Montefusco aparcando su guitarra acústica y alzando al cielo el micrófono en ‘Ride Down the Slope’.

Diecisiete canciones como diecisiete monumentos. Y sin bises, otra cosa maravillosa que debería imponerse. Un concierto de principio a fin, sin parones. Un recorrido de la mano de la música, como un todo. Para sostener una comunión que aunque alguien quiera chafar con su inoportuna voz, tiene tintes irrompibles. Eso no es sencillo y Standstill lo logran. Si han vuelto para volver a desaparecer temporal o definitivamente, sólo ellos lo saben. Egoístamente, los querremos siempre creando canciones y subidos a las tablas. Eso estaría, también como dicen ellos mismos, muy bien...

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Las entradas para el ciclo de conciertos de Inverfest se pueden adquirir aquí.

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