MÚSICA

Así es la guerra del volumen: la locura de Oasis criticada por los expertos en música

El grupo de los hermanos Liam y Noel Gallagher puso de moda sonar más alto, creando la corriente de pensamiento de que así se vendía más.

NETHERLANDS - JUNE 01:  Photo of Noel GALLAGHER and Liam GALLAGHER and OASIS; Liam Gallagher & Noel Gallagher performing live onstage  (Photo by Paul Bergen/Redferns)

“Slip inside the eye of your mind / Don’t you know you might find / A better place to play. / You said that you’d never been / But all the things that you’ve seen / Will slowly fade away. / So I start a revolution from my bed / ‘Cause you said the brains I had went to my head / Step outside, summertime’s in bloom / Stand up beside the fireplace / Take that look from off your face / Cause you ain’t ever gonna burn my heart out”. Viendo cómo se han vendido las entradas para los conciertos de Oasis, es casi seguro que aquel que haya leído estas primeras líneas enseguida haya empezado a acordarse a todo pulmón de que Sally puede esperar.

Y es que así se cantan las letras de Oasis, muy alto. El fan pensará que para sentirlas más, para dejar que se apoderen de él. Pero quizá el empeño del grupo era del todo diferente. La banda de los hermanos Liam y Noel Gallagher quería vender más. Y lo consiguió. Corría 1995. Hasta cinco millones de copias de su segundo disco, (What’s the Story) Morning Glory?, se repartieron por todo el Reino Unido.

La táctica fue bautizada como “la guerra del volumen”, y dio comienzo en los años noventa, en la que el decibelio normal en el que se grababan los discos era –18. Algo que la banda británica situó en –10 para este long play. Muchísimo más alto, con una hipótesis que pareció comprobarse: cuanto más alto sonaban, más vendían.

Las críticas

Y aunque para Oasis la guerra del volumen fue fetén mientras duró la banda, los entendidos de música se posicionaron en contra de esta maniobra. Si las canciones tienen más volumen, son más sencillas de escuchar, especialmente en ambientes ruidosos, como el coche o una calle.

Sin embargo, para los detractores de esta práctica esto es como un sacrilegio, ya que al subir el volumen se pierden los matices. “Escucha esas grabaciones modernas, son atroces, tienen sonido por doquier. No hay definición de nada, no hay voces, nada, es igual que la estática”, llegó a decir en su día uno de los maestros, Bob Dylan.

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