CINE
Muere el actor Tom Wilkinson, de ‘Full Monty’, a los 75 años
El intérprete británico tiene en su haber 130 trabajos sumando pequeña y gran pantalla que van desde ‘Shakespeare in Love’ a ‘Batman begins’.
El suyo era un rostro que todos conocían pero que adquirió el complejo poder de brillar haciendo lucir a los demás. Tom Wilkinson, intérprete británico nominado hasta en dos ocasiones a los Oscar y ganador de un Globo de Oro, ha fallecido de forma súbita a la edad de 75 años. Así lo ha confirmado su familia, apuntando que todo aconteció durante este mismo sábado 30 de diciembre, en el penúltimo día del calendario.
“La familia de Tom Wilkinson anuncia con gran tristeza que murió repentinamente en su casa el 30 de diciembre. Su mujer y su familia estaban con él”, reza el escrito que ha dado a conocer la triste noticia y que ha engalanado de negro la despedida de un año que ya se antoja fúnebre para el séptimo arte.
El arte de hacer brillar
Reconocido por sus importantes papeles en Full Monty, Shakespeare in Love y Michael Clayton, su densa trayectoria, que inició en un ya lejano 1976 y que jamás se detuvo, está colmada de grandes éxitos cinematográficos que sembró en todo el mundo y cosechó en un Hollywood en el que se consolidó como eterna garantía actoral. Lo suyo han sido 130 trabajos sumando la pequeña y la gran pantalla que, en los últimos tiempos, habían versado en el difícil rol de personaje secundario de lujo, el muchas veces infravalorado detalle que marca la diferencia.
No siempre fue así, pero sí destacó por ello. Su vitrina así lo refleja, construida en las seis décadas en las que ha desarrollado su trabajo: además de las nominaciones al Oscar por mejor actor en En la habitación (2001) y mejor actor de reparto en Michael Clayton (2007) encumbra su recorrido cinematográfico el BAFTA que recibió tras encarnar al mítico bailarín de striptease Gerald Cooper en Full Monty. Esto último fue en 1997 y supuso un imán para aquellos que no creían en la comedia británica como género real.
Ahora cierra los ojos para siempre el chico del norte de Inglaterra, el que los abrió por primera vez en Leeds y cuya mirada le llevó a Canadá. El mismo que estudió Inglés y Literatura y que entendió que también en el cine podía encontrar ambas. Y lo hizo. Pocas personas pueden maravillar con su insólita carisma de secundario en Shakespeare in Love y en Batman begins, en El Gran Hotel Budapest y El escritor. Se va uno de esos que sabe hacer lo que otros admiran. El arte de hacer brillar.