ACTORES
Milly Alcock, harta de la fama por su personaje en ‘La casa del dragón’
La actriz que da vida a Rhaenyra en la serie de HBO asegura estar desbordada por la exposición mediática. “Nadie debería tener que pasar por esto”, dice.
‘La casa del dragón’ es una de las ficciones del momento en HBO Max. La serie, basada en la novela ‘Fuego y sangre’ de George R.R. Martin, tiene enganchados a millones de espectadores en todo el planeta, convirtiendo así a sus protagonistas en auténticas estrellas a nivel mundial como es el caso de Milly Alcock. La actriz que da vida a Rhaenyra asegura estar totalmente desbordada por la fama llegando a catalogarla de “mierda”.
Milly Alcock, de 22 años, ha concedido una entrevista a ‘NME’ donde habla abiertamente sobre el peso de la fama y cómo le está costando gestionar su exposición a raíz de este proyecto. “Lidiar con la fama está siendo un trabajo arduo”, comienza diciendo. La joven asegura que su profesión es “un trabajo de medio tiempo”, pero con gran repercusión entre el gran público. “Trato de no ver la fama y no relacionarme mucho con ella porque no me beneficia, sólo me genera ansiedad”, añade.
“Ver mi cara constantemente me agota. Nadie debería tener que pasar por esto. De verdad, es una mierda. No sé cómo las élites del mundo pueden hacerlo. ¡A mí me molesta demasiado! Es un espacio increíblemente difícil de navegar”, continúa relatando en una sus entrevistas más sinceras respecto a esta cuestión. Además, Milly Alcock explica que todo esto se le hace más cuesta arriba al pertenecer a una familia que no está vinculada con el medio artístico. “Me siento sola y desapegada de mi círculo social”, cuenta. “Es como abrir una caja de pandora y mirarte en un espejo. Algo como ‘Alicia en el país de las maravillas’, es muy raro”, concluye.
Sus escenas más difíciles
Milly Alcock desgrana algunos de los secretos de ‘La casa del dragón’ en su entrevista para ‘NME’. La intérprete explica que las escenas más difíciles para ella son las que requieren de mayores efectos especiales, como las de los dragones, y no las de alto voltaje como muchos creían. “Estás sola en el estudio de sonido durante tres días. En una especie de máquina. Y yo pensaba: ‘No sé qué hacer con mi cara’. Y si abro la boca, me molesta el viento provocado por los sopladores de hojas”, afirma.