La nueva vida de Mari Cielo, hija de Andrés Pajares: de su complicada enfermedad a su ilusión en el amor

Mari Cielo, la televisiva hija de Andrés Pajares, si de algo sabe, es de reinventarse. Hace años era una asidua a los platós nocturnos de la televisión en España, colaboradora polémica como la que más, hasta que decidió marcharse a Estados Unidos a buscarse la vida como actriz.

Su nombre volvió a la primera línea mediática a mediados del pasado mes de mayo, cuando presentó su cuarta novela. Esta lleva por título Óleo, y explica que es la historia de un hombre que al que le llega una invitación para una exposición de arte y no conoce ni al pintor ni al organizador. Y cuando acude descubre que toda la obra pictórica de este está basada en las peores cosas que él ha hecho en su vida. Lo difícil de este misterio, es que cuando empieza a investigar aparecen más cuadros que ya no retratan su pasado, sino su futuro.

Y es que Mari Cielo, como decíamos, a sus 48 años, también es escritora e incluso directora de cine, pero en la vida también ha tenido malas rachas laborales y no le ha quedado más remedio que recurrir a otras vías de ingresos, como explotar un perfil en Only Fans.

“Gana mucho quien hace pornografía, yo no. A mí me salvó la vida en la pandemia cuando se me cayeron todos los trabajos y tenía que seguir pagando alquileres y pagar facturas para mi familia. Para mí, escribir es un placer, un trabajo, y que alguien te lea, un sueño. Lo mismo me sucede con el cine, en Estados Unidos, donde viví once años, gané dinero y tengo proyectos aquí que no han visto la luz y han supuesto una inversión”, explicaba la hija del famoso actor en una entrevista con ABC hace escasos meses.

Su vida actual

Tras unos años difíciles después de sufrir una trombosis en la yugular y un accidente que le desfiguró la cara, vive desde hace dos con el artista islandés Heidar Arnason y los tres hijos de este. “Ahora tengo cuatro hombres en mi vida. Soy madre, porque ahora lavo dientes, hago desayunos, paso horas en el parque, me he echado muchas tareas y no sabía muy bien cómo hacerlas”, explicaba a la citada cabecera.

Una estabilidad que vive lejos de los focos, lo que reconoce agradecer: “Comparto muchas cosas por redes sociales, pero comparto lo que quiero. Cuando yo era joven, no estaba tan regulado como ahora y la verdad es que con veintipocos años por un episodio familiar pensé en quitarme incluso de en medio. Me di cuenta del impacto psicológico que pueden tener las informaciones distorsionadas, cuando trabajaba en Crónicas marcianas”.

“Un día me tocó dar la noticia de que a un cantante muy famoso le estaba siendo infiel su pareja. Él no lo sabía y se enteró por el programa. Consiguió mi teléfono y me llamó desolado. Admiro de verdad a los periodistas porque tener que dar algunas veces noticias es muy duro, el problema es que yo tengo un exceso de empatía. Demasiado bien estamos los que nos tocó vivir aquella prensa rosa que no estaba regulada”, confesaba entonces.

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