Los Países Bajos no estarán representados en la final del Festival de Eurovisión pese a haberse ganado la plaza durante las semifinales del pasado jueves. Su representante, Joost Klein, ha sido denunciado por “amenazas ilegales” por una trabajadora de la organización que habrían tenido lugar poco después de la fase clasificatoria. Todavía no ha trascendido ningún tipo de información concreta sobre los hechos más allá de que el comentarista Cornald Maas ha asegurado que “nada tienen que ver con Israel ni con su delegación”.

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La expulsión del cantante de ‘Europapa’, una de las canciones que mejor aceptación habían tenido entre el público, supone una medida sin precedentes. Es la primera vez en la historia de la competición que un país es excluido con el festival en marcha. Desde la cadena pública neerlandesa han considerado la descalificación como “desproporcionada”, mientras que la NPO, la empresa de radiodifusión del país, la ha calificado como “muy drástica”.

Aunque sea la primera descalificación de la historia en pleno certamen, sí existen otros precedentes de países expulsados o, directamente, a los que no se les permitió la participación. Precisamente Israel, que está en el foco de toda la polémica en la edición de este año, ha estado cerca de no participar. Incluso se les exigió en dos ocasiones cambiar una canción, ‘October Rain’, que consideraron excesivamente política.

Motivos políticos y económicos

El caso más reciente es el de Rusia. La invasión del país soviético a Ucrania en 2022 se encontró con que la UER le impidió concursar. Desde entonces no han estado en el evento, como tampoco Bielorrusia, que fue excluida un año antes por presentar una canción con marcados tintes políticos y negarse a cambiarla.

Situación parecida fue la de Georgia en 2009. La organización no aceptó la canción ‘We Don’t Wanna Put In’, un tema que aludía supuestamente al líder ruso Vladimir Putin. Georgia, que se encontraba en pleno conflicto con Rusia por las regiones de Abjasia y Osetia del Sur, se negó a cambiarla y, por ende, a concursar.

Corría el año 2004 cuando Líbano cerró un acuerdo con la Unión Europea de Radiodifusión para participar en el festival de 2004. Aline Lahoud iba a cantar un tema que alternaba el francés con una lengua local. Sus disputas por motivos religiosos con Israel le llevaron a omitir su entrada como participante. También se negaron -por cuestiones de legislación nacional- a emitir su actuación, lo que desembocó en su descalificación y en tres años de veto. Líbano nunca ha vuelto a manifestar interés por el concurso.

Motivos completamente distintos fueron los que impidieron el concurso de Dinamarca y Austria en la edición de 1956. En su caso, directamente, la novedad del evento les hizo llegar tarde a inscribir sus candidaturas. El fallo de Rumanía, eliminada en 2016, fue que no habían pagado a tiempo una deuda con la UER.

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