La vida de Promes en una prisión de Dubái: celdas con 20 presos y violaciones como “un hecho cotidiano”
El futbolista se encuentra en la prisión de Al Aweer, donde vive bajo unas condiciones desfavorables: frío, ruido y sobrepoblación.
Quincy Promes fue arrestado en Emiratos Árabes Unidos a petición de los Países Bajos después de ser condenado a prisión en dos casos penales, siendo el primero de ellos, a seis años de cárcel por el tráfico de más de 1.350 kilos de cocaína en dos cargamentos procedentes de Brasil al puerto de Amberes (Bélgica) en el año 2020.
Por ello, el futbolista del Spartak de Moscú y ex del Sevilla, fue detenido en el Aeropuerto de Dubái “después de una cooperación constructiva entre las autoridades de Emiratos y Países Bajos”. Una detención que se saldó con su ingreso en la prisión de Al Aweer, en la que vive bajo unas condiciones terribles, tal y como ha informado el ‘Daily Mail’.
En unas condiciones muy duras
Después de ser también condenado a 18 meses de prisión por apuñalar a su primo en la rodilla durante una fiesta familiar, el futbolista vive ahora una terrible realidad entre rejas, pues se encuentra en una cárcel en la que es común encontrarse celdas habitables para seis personas, en una litera doble, pero que cuentan con 20 presos, viéndose obligados algunos a dormir en el suelo.
Una prisión en la que está permitido hacer ejercicio durante tres veces por semana, aunque no hay ningún aparato para poder hacer actividades físicas, lo cual le dificulta que pueda mantenerse en forma mientras cumple su condena.
El ejercicio no es el único contra de esta prisión de Al Aweer, pues también lo es la comida que sirven, y la que no. En el caso de esta cárcel no se sirve ni fruta ni verdura.
Según ‘Daily Mail’, en la cárcel las violaciones “son un hecho cotidiano”, tienen pocos guardias patrullando la prisión, y se mantiene a los presos “en condiciones de frío glacial y ruido”. Además, es obligatorio que los reclusos lleven la cabeza afeitada en todo momento, desde que entran, y son castigados si se dejan el pelo largo con prohibiciones que van desde ver la televisión hasta llamar a sus familiares.
En el caso de Quincy Promes, tal y como indica el tabloide británico citado, el futbolista fue destinado a una celda en la que convive con otros cuatro reclusos neerlandeses que también buscan ser extraditados, y con otros presos de ascendencia paquistaní, egipcia e india que son adictos y que no conocen la situación del jugador.
El mismo diario apunta que Promes habría solicitado la extradición a Rusia a pesar de que sea neerlandés. De esta manera, cumpliría en Rusia su condena de cárcel en lugar de en Países Bajos.
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