La vida de Pedro Oliva, ganador de ‘GH’: aspecto físico, qué hace, su relación con Inma
El ganador de la cuarta edición de ‘Gran Hermano’ ha regresado a la televisión veintiún años después durante el último programa de ‘La vida sin filtros’.
Pese a que han pasado veintiún años de su victoria en la cuarta edición de Gran Hermano, no son pocos los espectadores que todavía recuerdan con cariño a Pedro Oliva. El concursante zaragozano, auxiliar administrativo de profesión y cabrero de afición, conquistó los corazones de una audiencia que le llevó a ser ganador pese a haber sufrido cinco nominaciones consecutivas.
En la última entrega de La vida sin filtros, Oliva ha recordado sus momentos de máxima popularidad y ha actualizado cómo ha cambiado su vida hasta el día de hoy. Apoyado en una muleta para poder andar, Pedro ha bromeado nada más entrar a plató afirmando que estaba “casi de tres patas”.
“Gran Hermano me cambió la vida para muy bien”, ha comenzado Oliva, que se encontraba en el plató junto a su homóloga de la decimoséptima edición, Beatriz Retamal. “Yo me enamoré, conocí a la que ha sido la mujer de mi vida durante quince años y la que todavía sigue siendo la más importante”, ha proseguido antes de confirmar que ya no son pareja.
Tras quince años de matrimonio, y unos cuantos más de amor, Oliva ha revelado que la pareja tuvo una hija junta y que, a día de hoy, pese a su separación siguen viviendo juntos. “Compartimos vivienda, pero son compartimentos estancos. Los dos tenemos nuestra propia habitación”, ha subrayado ante las bromas de los presentes comparando su situación en casa con la de Gran Hermano.
Su profesión actual
A pesar de que el dinero le supuso un impacto económico importante en el momento de su victoria, a Oliva jamás se le pasó por la cabeza dejó de trabajar. Y, pese a que su afición a la ganadería de ovejas y cabras ha estado presente hasta hace siete años, lo que le sigue dando de comer es su trabajo como funcionario.
“Sigo siendo funcionario. Cuando entré en la casa llevaba doce años y ahora más. Ya no tengo cabras. Tuve tan buena suerte que hice una campaña publicitaria para una cooperativa ganadera que fueron los que se quedaron mis ovejas para una casa de turismo rural. Allí están mejor que en algodones y les mando un beso”, ha manifestado frente a las cámaras.
Aunque haya pasado tanto tiempo, todavía hay gente que le recuerda por su espontaneidad. “Sales a la calle y te encuentras una familia global. Todo el mundo se interesa por ti, todo el mundo te muestra su cariño. Tuve el cambio de conocer a la que ha sido mi mujer. Además, el premio económico, aunque lo compartes con Hacienda al 50% prácticamente. Pero eso no tiene precio frente a lo otro”, ha zanjado.