La traición a Ruiz-Mateos por parte de sus hijos: de los malos tratos al “me quieren matar”

“Mi familia en estos momentos trata de alejarte de mí. Me siento solo y abandonado. Estoy aislado y ninguneado. Solo te tengo a ti”. Este es el mensaje de socorro que José María Ruiz-Mateos envió meses antes de morir a su amigo y último asesor Jesús Urdiciáin, quien fue entrevistado este fin de semana por el programa Fiesta (Telecinco), donde destapó, según su versión, la realidad de las últimas horas del empresario, fallecido el 7 de septiembre de 2015.

El que fuera también político temía a trece de sus catorce hijos, los nacidos fruto de su matrimonio con Teresa Rivero, la ahora marquesa viuda de Olivara y expresidente del Rayo Vallecano. “Tiene miedo de sus hijos. Es consciente de que lo quieren matar: los hijos y la madre”, explica Urdiciáin.

“La madre, en una ocasión, a mí me dijo: ‘Yo rezo todos los días para que mi marido deje de sufrir’. O sea, estaba rezando para que se muriera, en una palabra. Es una persona maligna, tóxica y prácticamente enemiga de todo lo que él decía. Ella persigue que su marido se muera y se quede ella todo el dinero”, dice sobre Rivero.

Por qué querrían hacerle daño

De acuerdo con el testimonio de Urdiciáin, Ruiz-Mateos recibía malos tratos por parte de su familia, orquestado todo por su esposa, Teresa Rivero. “Él estaba afectado de párkinson. Entonces, no seguían el tratamiento médico, y eso le alteraban a él las funciones vitales y cognitivas”.

“Su familia destrozó su reputación. Se negaron a pagar o aceptar las consecuencias de los impagos de Nueva Rumasa. Se habían conjurado entre ellos para una especie de estrategia maquiavélica: echar la culpa del fracaso de Nueva Rumasa a su padre, y que su padre falleciese cuanto antes mejor, y que se llevase el marrón a la tumba. Y ahí se quedaba todo eso y ellos se quedaban con el dinero”, añade el amigo del empresario sobre el que sería el plan de los hijos de este para intentar escapar de las secuelas penales del fiasco del negocio, razón por la cual se sentarán próximamente seis de los vástagos varones en el banquillo de la Audiencia Nacional.

Según Urdiciáin, Ruiz-Mateos reniega del entorno y sus problemas porque “ve que le están engañando”. Y le pide a su amigo que termine su labor por él, para salvar su imagen: “Tú sigue adelante, yo seguramente no superaré los malos tratos que estoy sufriendo en silencio. Haz lo posible para sacarme de aquí cuanto antes”, la habría dicho el empresario al que fue su último asesor. “Y añade una coletilla: ‘De todo esto no darás a mis hijos ni un euro, y mucho menos a mi mujer’”.

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