La técnica de Tamara Gorro para cotillear en Instagram
La colaboradora de ‘Y ahora Sonsoles’ desveló durante el último programa cuál es el método que utiliza para ver las fotografías de otros famosos.
Las redes sociales han cambiado nuestra forma de entender la realidad. El hecho de poder ver quién ve nuestro contenido e, incluso, cuánta repercusión tiene y a la cantidad de personas que llega ha obligado a que muchas personas, especialmente famosas, tengan que recurrir a métodos poco prácticos para consumir el contenido de los demás.
Al menos, eso ha confesado Tamara Gorro en el último programa de Y ahora Sonsoles. La colaboradora, que había analizado poco antes en profundidad el uso que Shakira hacía de Instagram y a las cuentas a las que seguía, ha admitido que tiene una técnica especial para cotillear en esa red social.
“En las redes sociales también hay cuentas falsas. Podéis dejaros de seguir y seguir con cuentas falsas para cotillear por otra cuenta”, expresó. “Ya me han pillado a mí, eso es lo que hago yo. Yo lo confieso, tengo una cuenta falsa con la que cotilleo a gente que a lo mejor no me cae bien”, terminó delatando.
Una postura que encontró adeptos en el plató como la también colaboradora Isabel González. “Yo tengo cuatro: una oficial y tres falsas”, confesaba la tertuliana.
La postura de Sonsoles Ónega
Sin embargo, la técnica empleada por sus compañeras de plató no encontró respuesta positiva en la presentadora del formato. Y es que Sonsoles Ónega se sorprendió por el método de las cuentas falsas. “Yo cotilleo a calzón quitado”, sentenció la periodista.
“Que no, que si no te ven que tú les sigues”, insistía Gorro ante la indiferencia que le suponía eso a Ónega. “Si cotilleas a alguien que te cae mal va a decir ‘mira Sonsoles está cotilleándome’”. “No sigo a nadie que me caiga mal. Y al que me cae mal no le cotilleo porque para qué”, zanjó la escritora madrileña.
Su abandono provisional de las redes sociales
Tamara Gorro tiene más de dos millones de seguidores en redes sociales y, de hecho, parte de su trabajo funciona gracias a ellas. No obstante, hubo un momento de su vida en 2021 en el que decidió pausar su actividad virtual por consejo de su terapeuta.
“¿Qué me ha pasado para llegar a este punto? Pues no lo sé ni yo. Ahora le empiezo a ver sentido a todo. Me enfadé conmigo misma porque tenía todo para ser feliz. Esta vez me tienen que ayudar a levantarme”, reveló. Ahora, más de un año después parece que Tamara, aunque sigue en pleno tratamiento, tiene motivos con los que ilusionarse.