PAREJAS
La romántica historia de amor de Xabi Alonso y Nagore Aranburu: “Éramos de la misma pandilla”
El entrenador del Bayer Leverkusen, reciente campeón de la Bundesliga, empezó su relación con la modelo allá por 2003; fruto de esta historia nacieron Jon, Ane y Emma.
San Sebastián, Liverpool, Madrid y Múnich. Allí donde iba uno, el otro le acompañaba. Tras vencer al Werder Bremen, el BayArena se inundó de una marea rojinegra: el Bayer Leverkusen había ganado su primera liga en los casi 120 años de historia que ha escrito el club. Al mando, un Xabi Alonso que no conoce la derrota la presente temporada. En el palco, emocionada, Nagore Aranburu. Era la misma chica de San Sebastián. La de siempre.
Su noviazgo empezó allá por 2003. “Éramos de la misma pandilla y, una noche, me pidió mi móvil. Yo creí que había olvidado el suyo, pero lo quería para otra cosa: se hizo una llamada a su número para registrar el mío. Así yo también lo tendría”, recordaba Aranburu en una entrevista concedida a Vogue en 2011. Uno piensa que el móvil tardó horas en sonar; que mientras no lo hiciera, el nervio que produce el recuerdo de la noche anterior todavía no se habría esfumado. No se había ido cuando, por fin, vibró el teléfono.
Del encuentro con Arteta en la primera cita a ser familia numerosa
“Al día siguiente me llamó, fuimos a cenar a un restaurante precioso en San Sebastián y después a un club de jazz donde nos encontramos con Mikel y su novia”, proseguía Aranburu. El tal Mikel es Arteta, el amigo de la infancia de Alonso, el de la calle Matia; el que se enfrentó al nuevo campeón de la Bundesliga cuando uno militaba en el Liverpool —”¡Fue la mejor elección que he hecho, la relación dio un paso más!”, recordaba Aranburu los días en la urbe inglesa— y el otro en el Everton, el actual entrenador del Arsenal. Allí estaban los cuatro. Saxofones de fondo.
Se dieron el ‘sí, quiero’ en julio de 2009. Habían pasado seis años de aquella llamada y un año del nacimiento de su primer hijo, Jon; la pareja se había consolidado y decidieron apostar por una ceremonia discreta, íntima, celebrada en la iglesia donostiarra de Zorroaga, en la que el pequeño Jon fue testigo ocular de cómo se decían ‘para siempre’. Un año después abriría los ojos por primera vez Ane; en 2013 lo hizo Emma. Y así, el matrimonio y los tres vástagos vieron terminar sus días en Madrid y pusieron rumbo a Alemania.
“Busco pasar todo el tiempo que pueda junto a mi familia y mis tres hijos. Los días que estoy en casa, sólo quiero pasarlos cerca de ellos, escuchar sus cuentos. Es maravilloso poder ver a tus hijos crecer. Hago lo imposible para criar a buenas personas”, dijo en una ocasión, cuando todavía era futbolista del Bayern de Múnich. Quiso el destino que, tiempo después, tras otras experiencias vitales y futbolísticas, volviera al país bávaro para comandar la plantilla que daría al Bayer Leverkusen.
Y allí estaba Nagore. 21 años después de la llamada. “Ayer fue un día emocionante y estaba viviendo tanto la celebración que apenas tengo fotos. Enhorabuena al equipo, a mi marido y felicidades a mis compañeras mujeres y familiares”, dijo Aranburu a través de Instagram. Respondió Alonso: “Los mejores”. La marea rojinegra sobre el césped, en sus memorias San Sebastián, Liverpool, Madrid y Múnich.
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