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La reflexión de Joana Sanz tras San Valentín: “Desbloqueo mi corazón malherido”

La modelo tinerfeña, todavía esposa de Dani Alves, ha escrito un manifiesto en redes sociales reivindicando la importancia del amor como motor vital.

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La reflexión de Joana Sanz tras San Valentín: “Desbloqueo mi corazón malherido”

El juicio a Dani Alves terminó un miércoles 7 de febrero cuyo atardecer vio cómo el brasileño, sentado frente al juez, rompía a llorar al recordar su versión de los hechos que le habían llevado hasta allí: la presunta agresión sexual a una joven de 23 años en uno de los lavabos de la discoteca barcelonesa Sutton. Una semana después de su testimonio ante la Audiencia Provincial de Barcelona, San Valentín. Quizá el día de los enamorados —junto al del pasado calendario— más difícil de Joana Sanz, quien, a día de hoy, sigue siendo la compañera de vida del acusado.

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La modelo tinerfeña ha escrito una profunda reflexión acerca del querer, del amor, del baile sentimental en el que se dejan envolver las parejas; del carrusel dorado que es, a su juicio, mantener una relación. “La vida sin amor es tan vacía”, titula su manifiesto. Lo que viene después es aquello que un triste San Valentín viaja a su imaginación.

“Yo era de esas personas que amaban bonito”

“Son muchas las personas que conozco que no aman e incluso que nunca lo han hecho. Van por el mundo en solitario cubriendo carencias con lo físico sin meterle corazón. Amigos con derecho, relaciones abiertas... Ya a nadie le es suficiente el compartir toda una vida con una misma persona”, dice, poniendo el valor la constancia con la persona indicada y dejando de lado otras concepciones que no apuestan por la unicidad de quien concentra el sentimiento.

De hecho, es tan fiel su postura para con la pasión del cariño que, cuando ve a su alrededor otra diferente, o cuando, directamente, la sufre, ve amenazada su romántica versión del querer. “Me frustra y me endurece emocionalmente todo lo que veo. Yo era de esas personas que amaban bonito y con todo su ser. De esas personas que te despiertan con besos y caricias. De esas personas que su mejor plan es ir a un lugar donde la ciudad quede a los pies o se respire el mar, que presta atención a lo que te gusta para tener un detalle contigo”, se abre en canal.

El uso del pretérito para referirse a todo aquello es lo que hace que suene su alarma personal. “Me fascina dormir abrazada y no hay nada que me dé más paz que sentir cómo respiran en mi pelo”, confiesa, añadiendo que ella es “de amor romántico”, de esas que hacen fotos “porque quiero tenerlas para cuando mi memoria ya me juegue malas pasadas”.

Entonces es cuando se rebela contra la atracción de abandonar sus creencias amorosas. No importa qué haya ocurrido, ella quiere querer porque, dice, sabe querer. “Era, soy y quiero. Desbloqueo mi corazón malherido para recordarle que no deje de ser romántico, porque es lo que le hace latir a mil por hora”, reza, convencida, como a quien le salen ampollas en las manos de apretar el rosario. Porque la vida es eso. Luchas por lo que uno cree: “Y joder, qué sensación tan especial como para dejarla en el olvido”.

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