La opinión de un influencer gastronómico sobre el bar de Pablo Iglesias: “Está de maravilla”

Apenas han pasado dos semanas desde que se levantase por vez primera la persiana metálica de la Taberna Garibaldi. El bar de Pablo Iglesias nació con la estela imborrable de ser, efectivamente, el bar de Pablo Iglesias; enclavado en pleno Lavapiés, en el número 8 de la calle Ave María, el local se ha erguido entre vestigios de la izquierda clásica e iconológica, plagado de referencias a elementos del imaginario social y comunista.

Bien es cierto que las primeras críticas se han centrado más en el nombre del exlíder de Podemos y en una lectura más política que culinaria del sitio. Sin embargo, con el paso de los días va quedando el producto, la comida y la bebida, y comienzan a brotar los primeros comentarios que aluden únicamente a la experiencia gastronómica del consumidor. Ha sido el caso de Pez Salvaje, influencer especializado en este sector —acumula 655.000 seguidores en TikTok— y creador de un contenido basado en la visita a bares y restaurantes con su posterior análisis.

“Vinos de Madrid, tres euros la copa”

Empezaba su experiencia sin medias tintas. “He venido a tomarme el vermú al bar de Pablo Iglesias. ¡Ven, que te lo voy a enseñar por dentro!”, dice, risueño ante la fachada. Y cruza el marco de la puerta. “Ni bien, ni mal, sino normal”, apunta sobre el interior. Después agarra la carta y la describe, precios incluidos: “Tiene lo mismo que tienen todos los sitios. Vinos de Madrid, más o menos cobran tres euros la copa”.

Estaba por llegar la guinda del pastel. “Una cosa que me ha gustado es que podías coger tú mismo los aperitivos que quisieras”, explica, mostrando un plato con patatas fritas y otro con una loncha de chorizo y dos piquitos de pan. Mientras tanto, imágenes del local. Luego enfoca a la barra, donde se ve a una camarera despachando: “El personal, currando como leones”.

“Pues el sitio está bien. Me ha gustado el rollo esto de que te puedes coger los aperitivos que quieras, más o menos”, valora a cámara, ya fuera del local, haciendo hincapié en el funcionamiento de las tapas que acompañan a la bebida. Están todas dispuestas en la barra y puede el consumidor coger el plato que quiera.

Luego comentaba lo que no le había gustado del lugar y hacía síntesis general: “No estaba Pablo Iglesias. Es decir, yo vengo al sitio de Pablo Iglesias para ver a Pablo Iglesias. El sitio está de maravilla. Un bar típico de Lavapiés. Me ha gustado. No sé si volveré, igual sí”.

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