La odisea de Encarnita Polo: del famoso ‘Paco, Paco, Paco’ a la ruina económica
La artista de Sevilla, una de las pioneras del flamenco pop, vive en Ávila junto a su hija y con una pensión mensual de 900 euros.
Los más veteranos y veteranas de nuestras casas, seguro que recuerdan el fenómeno Encarnita Polo, que levantó y asentó las bases de un estilo musical que es bailada por las generaciones del momento. La artista de Sevilla está catalogada como una de las pioneras del flamenco pop. Una fusión pegadiza y a la vez arriesgada que le permitió codearse con conocidos cantantes y sacar sus propias maquetas. La balada del amanecer fue su primer disco y, a su vez, un punto de inflexión en su carrera musical.
Gracias a la canción La violetera, Encarnita ganó el festival de Nápoles, donde coincidió con grandes voces locales como Rita Pavone. El éxito se cruzó en su camino gracias a Paco, Paco, Paco, canción que aún perdura en la actualidad gracias a un usuario que la combinó con el videoclip de Single Ladies de Beyonce. Su atractiva carta de presentación le permitió dar el salto a Pasaporte en Dublín, concurso al estilo Benidorm Fest que decidía la identidad del artista español que iba a Eurovisión. Allí coincidió con ilustres nombres como Rocío Jurado, Jaime Morey o Karina.
Pepa Bandera la cambió la vida por completo no solo en lo musical, sino también en el amor. Esta canción le permitió iniciar una relación con el compositor Adolfo Waitzman, con el que se casó a los pocos meses de conocerse y del que se divorció nueve años después. Una fractura sentimental que la alejó de la música por decisión propia. Lo que no se imaginaba es que su vida cayese en picado por culpa del dinero. Primero cayó en la trampa diseñada por su exmarido, quien le hizo firmar unos papeles con el que acabó desahuciada de su vivienda, y, luego, perdió más de 70.000 euros tras ser víctima de la estafa de las preferentes de Bankia y fue expulsada de una residencia tras perder un juicio con su exmarido.
Una nueva vida en Ávila
La salud también la jugó una mala pasada. En 2014, los médicos la diagnosticaron cáncer de mamá, del que se ha podido recuperar. Ahora, a sus 85 años, vive en Ávila, donde tiene muy cerca a su hija Raquel, aunque muy lejos de sus gatos, de los que tuvo que desprenderse por prescripción médica. “Me vine para vivir cerca de mi hija, pero la verdad es que no me adapto a esta ciudad, no me termino de habituar… Pero, bueno, la vida es mucho más barata que en Madrid y eso es algo a tener muy en cuenta. Y estoy cerca de mi familia”, aseguró en una entrevista con La Razón. Encarnita sobrevive únicamente con 900 euros que entran mensualmente en su cuenta gracias a la pensión que tiene.
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