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La explicación del final de Griselda: ¿existió el escándalo sexual telefónico de Jorge ‘Rivi’ Ayala?

La ficción termina relatando la existencia de un escándalo sexual por parte del sicario que, aunque no se representa de forma fidedigna, sucedió en la realidad.

Sofía Vergara, como Griselda Blanco, en el cuarto episodio de la serie de Netflix.

El éxito de la serie de Netflix que cuenta la vida de Griselda Blanco está lejos de toda duda. La ficción, que evidentemente incluye bastantes toques biográficos sobre la gestión que ‘La Madrina’ hacía de su imperio de la droga, es una de las series más vistas en la plataforma desde su estreno el pasado 25 de enero.

Omitiendo entrar en detalles para evitar contar más spoilers de los necesarios, la serie termina con la detención tanto de la propia Griselda como de su mano derecha: el sicario Jorge ‘Rivi’ Ayala. Al asesino a sueldo se le ofrece la posibilidad de contar cómo funcionaba todo el entramado reduciendo así parte de su pena o, por el contrario, enfrentarse a la ejecución como castigo por sus asesinatos.

Rivi optó por la primera opción. En 1993 se declaró como responsable de tres asesinatos -aunque se sospecha que cometió bastantes más-, lo que incrementó por otro lado el castigo que recibió Griselda. Sin embargo, la causa cambió por completo cuando se supo que el sicario había mantenido sexo telefónico con dos secretarias del fiscal, de nombre Sherry Rossbach y Raquel Navarro.

El medio de comunicación ‘Tampa Bay News’ ya hablaba hace 26 años del suceso. “La fiscal, Katherine Fernández Rundle, dijo que cualquier relación telefónica con Ayala era indefendible. Dado que Ayala es testigo y las secretarias tuvieron acceso a los expedientes, a los investigadores les preocupaba que el caso pudiera verse comprometido”, expusieron.

La credibilidad de los informes, por tanto, quedó en entredicho. Aun así, nada pudo evitar que Griselda estuviera 19 años en la cárcel y que Rivi recibiera la pena de cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional a los 25 años. Los creadores de la serie aprovecharon la situación para interpretar que el escándalo provocado por el sicario fue “un sacrificio, un acto final de lealtad hacia su jefa”.

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