La desgarradora despedida de Carla Goyanes a su hermana Caritina: “Cuidaré a tus hijos como si fueran míos”

Han pasado las primeras 24 horas y la incredulidad sigue intacta. La súbita, pronta y cruel partida de Caritina Goyanes, un día después del deceso de su tío, Tito Goyanes, y apenas tres semanas después de la de su padre, Carlos Goyanes, todavía se antoja difícil de asimilar. La noticia del fallecimiento de la empresaria ha paralizado la crónica social, los platós de televisión y las redes sociales; al gélido eco mediático se suman ahora las emotivas, tristes y desgarradoras palabras de su hermana.

Carla Goyanes ha abierto su corazón a través de un vídeo que ha decidido compartir por Instagram y, al mismo tiempo, enviar al cielo. Una carta cargada de aquello que nunca quiso decir, la despedida que jamás deseó afrontar. “‘No tengo palabras’ es la frase que más me han repetido estos días. Yo tampoco, pero este es mi pequeño homenaje para ti que eras única”, inicia el texto.

“Le mejor hermana que he podido tener”

“Te has ido demasiado pronto y llena de planes e ilusiones. Nos faltaba mucho por hacer”, dice, ahondando en todos aquellos planes que ahora descansan en su memoria como buenos recuerdos que, tristemente, no volverán a materializarse: “Todavía no me creo que no vayamos a hablar más, ni abrazarnos, ni consolarnos, ni disfrutar más de la vida juntas con nuestros hijos. No más risas, no más discusiones, no más bailes, no más viajes, no más cumpleaños”.

Una cascada de intentos de descripción se amontona en el sincero retrato que Carla hace de Caritina. “Eras única e irrepetible, la más generosa, divertida, curranta, disfrutona, con una fe que siempre he envidiado y te ha hecho ser muy feliz los últimos años de tu vida. No conozco a nadie con más amigas que tú, algunas como hermanas. Has sido una madre entregada, una hija super pendiente de tus padres y aunque seamos totalmente distintas eres la mejor hermana que he podido tener”, sangra tinta.

Carla es una de las que carga la crueldad de un agosto negro. “Hace unos días me decías que no te creías que todo eso era por papá y ahora yo no puedo creerme yo que sea por ti”, dice, notando el peso de la sombra, pero imponiendo el brillo de la luz que emite el faro de su familia: “Ten por seguro que voy a ser muy fuerte y voy a cuidar a tus hijos todo lo que me dejen, como si fueran míos, voy a cuidar a mamá por las dos y voy a cuidar a Matos porque sé cuanto le querías”.

Quedan pocas palabras. No es fácil decir adiós. “Verás crecer desde el cielo a tus hijos y vas a estar muy orgullosa de ellos”, le promete; luego se despide: “Te quiero, Cari”.

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