La contundente opinión de J.A. Bayona sobre las feroces críticas a ‘Los anillos de poder’
El cineasta, que ha dirigido los dos primeros episodios de la serie basada en el universo creado por J.R.R. Tolkien, se muestra sorprendido.
Estaba llamado a ser uno de los estrenos del año y no está defraudando a las expectativas generadas. El señor de los anillos: Los anillos de poder está generando un profundo debate entre los aficionados de la saga creada por J.R.R. Tolkien donde no parece haber lugar para el término medio. O se está a favor o se está en contra. No hay grises.
Y para colmo las diferencias radican en más en la forma que en fondo. Solo de esa manera se puede explicar la polémica racista que envuelve a la serie desde que se anunció el elenco y el reparto de roles. A algunos parece molestarle la presencia de elfos, enanos o pelosos negros por encima de otras consideraciones, aunque son capaces de convivir con ello. Otros directamente claman contra la diversidad y generan odio.
También están los puristas, que acostumbrados a la obra original y a lo que se ha visto hasta la fecha -las adaptaciones cinematográficas de El señor de los anillos y El Hobbit- no entienden las licencias que se han tomado los showrunners de Los anillos de poder.
A todos ellos, incluso los que sí se sienten identificados con la ficción, hay que recordarles varias cosas. En primer lugar, no existe constancia de que J.R.R. Tolkien fuera en ningún caso racista o poco respetuoso con la diversidad. Al contrario.
El escritor creó un universo multicultural en el que hay cabida para diferentes razas, lenguas y tradiciones. Es cierto que basado en buena medida en la mitología europea y nórdica, y concebido en una época marcada por el colonialismo británico, pero su obra rezuma humanismo y fomenta valores que nada tienen que ver con, por ejemplo, la discriminación por el color de la piel.
“No tiene sentido que haya gente que no se pueda reconocer en la serie, el propio Tolkien siempre defendió la inclusión y dejó las herramientas para que cualquier otra persona diera su visión e hiciera mayor la Tierra Media. Entre los puristas de Tolkien hay una especie de racismo y misoginia que no conocía. Las críticas me importan un rábano”, afirmaba hace pocas fechas Juan Antonio Bayona, director de los dos primeros episodios de la ficción de Prime Video, el programa de radio ‘El món a RAC1′.
Pero las opiniones importan. La serie ha sido objeto de ‘review bombing’, una especie de boicot basado en dar puntuaciones muy bajas que se suele ejercer sobre productos que tienen valores antirracistas, feministas y pro-LGTBIQ+. Y Amazon las ha llegado a bloquear conocedora de su influencia.
Tampoco hay que olvidar que si hay lugar para permitirse licencias en la Tierra Media, este es el proyecto. Porque no se basa en ningún libro en particular, sino en apéndices de la trilogía, en árboles genealógicos o deducciones de sus creadores al leer la obra completa del escritor. Y todo ello con el respaldo de los herederos de Tolkien. Es decir, hay lugar para la invención. Y eso no tiene por qué ser necesariamente malo.
“Toda la Segunda Edad de Tolkien gira en torno a una idea: que acabe con la forja de los anillos y con la aparición del mal encarnado en Sauron”, aseguraba Bayona sobre el leit motiv de la serie. Pero cómo llegar ahí es algo que no está escrito.
“Aquí había mucha libertad para llenar los huecos de Tolkien. A la hora de adaptar un relato, hay que ser infiel. Tienes que aportarle algo. Si no, te quedas en la recuperación, en la nostalgia. El nivel de excitación lo tienes que aportar tú. Esta adaptación del mundo de Tolkien es original, estamos rellenando los espacios tomándonos el trabajo muy en serio y dando lo mejor de nosotros”, zanjaba el cineasta en otra entrevista con Cinemanía.
En definitiva, no hay que olvidar que un producto de estas características es fruto de la época en la que se crea y como tal hay que aceptarlo. Tolkien dejó un legado maravilloso que se puede enriquecer y no pasa nada porque haya elfos o enanos negros. Nadie debe rasgarse las vestiduras porque se haya enarbolado la bandera de la diversidad. Tampoco se debe poner el grito en el cielo si las licencias artísticas son abundantes porque hay que tomar la serie como lo que es. Un regalo que hay que perfilar. En la Tierra Media hay lugar para todos.