Josh Cavallo pide matrimonio a su pareja en el estadio de su equipo

Josh Cavallo se ha convertido en el gran protagonista en las redes sociales y medios de comunicación tras pedir matrimonio a su pareja, Leighton Morrell, en el estadio de su club, el Adelaide United. El australiano, primer futbolista que declaró públicamente su homosexualidad, hincó la rodilla sobre el verde del Hindmarsh Stadium para prometerle amor eterno a su compañero de vida. Una pedida de mano que ha causado una gran sensación en redes sociales.

Cavallo ha agradecido el “apoyo infinito” que le ha brindado su pareja desde que compartiese públicamente su orientación sexual. “Comenzando este año con mi prometido. Gracias Adelaide por ayudarme a montar esta sorpresa. Tu apoyo infinito ha significado mucho para mí. Me has proporcionado un espacio seguro en el fútbol, uno que nunca en mis sueños pensé que podría ser posible, y me has animado a vivir cada día de mi vida auténticamente. Se sintió bien compartir este momento especial en el terreno de juego, donde todo empezó”, manifestó el futbolista en sus redes sociales acompañado de varias imágenes de este momento mágico.

El gran paso de Josh Cavallo

Josh Cavallo se liberó por completo cuando anunció en octubre de 2021 su homosexualidad. Lo hizo a través de los canales oficiales del Adelaide United. “Ha sido un viaje llegar a este punto en mi vida, pero no podría estar más feliz con mi decisión de salir del armario. He estado luchando con mi sexualidad durante más de seis años y estoy contento de poder aparcarlo”, afirmó.

El australiano recordó emocionado en una entrevista para la BBC el día que declaró a sus compañeros de equipo su orientación sexual. Un anuncio que desató las lágrimas de los presentes. “Estábamos todos en el vestuario y les conté quién soy. Todo el mundo estaba llorando, lo cual fue muy bonito, porque eran como mis hermanos y nunca había visto ese lado de ello”.

Pese a esta gran noticia, el futbolista también denunció una oleada de insultos y amenazas de muerte en redes sociales. ”A veces estoy en casa con el teléfono y me llega una notificación de un insulto. Es duro, porque han pasado casi dos años y me siguen llegando amenazas de muerte”, confesó dos años más tarde.