FAMOSOS
Inmaculada Casal reaparece en televisión pidiendo “respeto para todas las partes”
La mujer de María del Monte ha dedicado la presentación de su programa en Canal Sur, ‘Andalucía de tarde’, para abrirse con su audiencia.
Desde que saltó sin anestesia a la primera plana mediática, todos los nombres que aparecen implicados de una u otra forma en el robo que un grupo de encapuchados perpetró en casa de María del Monte, con Antonio Tejado como supuesto autor intelectual, son noticia. Para lo malo y para lo peor.
Si hace tan solo unos días acudían la tonadillera y su mujer, Inmaculada Casal, a los juzgados para declarar ante el juez todo lo que aquella noche ocurrió, rompiendo en términos legales el silencio en torno a lo acontecido, ahora es la propia Casal quien da otro paso más y habla públicamente y sin miedo acerca de cómo se sienten tanto ella como la cantante. Lo ha hecho a través del programa que presenta en Canal Sur, Andalucía de tarde. Sin medias tintas y, además, pidiendo respeto para el propio Tejado.
“Podemos ensalzar o hundir a una persona”
“Buenas tardes, otra semana difícil, con todas las noticias que han surgido en la última semana en las que me he visto yo como parte, como víctima”, arrancaba su formato, evitando cualquier amago de ignorar el asunto, consciente de que todos aquellos que la miraban desde la pantalla tampoco lo hacían.
Para acercarse al tema se ha remontado décadas atrás. “Como verán, me van a permitir que les cuente una cosa. Yo, cuando con 18 años decidí estudiar periodismo en los años 80, en ese afán por cambiar el mundo, mis padres hicieron el esfuerzo de enviarme a Madrid a estudiar a la Complutense”, relataba.
Cuando acometió aquel viaje, físico pero, especialmente, vital, recibió una valiosa lección. “Me di cuenta de que el mundo no se puede cambiar, pero sí podemos contribuir cada uno desde nuestra posición a que ese mundo sea un poquito mejor, un poquito más justo. Quizá por eso me debo a esa información en los tribunales e intenté darlo de la manera más seria y contrastada”, reflexionaba.
Luego iba dejando de lado las cavilaciones para ir especificando a qué se refería: “Nunca sucumbí al amarillismo y nunca me lucré por ello. Es mi opinión pero creo que los periodistas, por la plataforma que tenemos, podemos ensalzar o hundir a una persona y eso me merece mucho respeto”.
De la manera en la que se cuenta la información, de la propia información y de sus entresijos hablaba; y condujo su monólogo hasta aseverar que, ahora, es ella quien se encuentra en el centro de la reiteradísima información. “Hoy, por desgracia, yo me he convertido en protagonista sin quererlo y sin comerlo ni beberlo”, lamentaba.
Era entonces cuando se dirigía a todos los implicados, de una u otra forma, en el robo. Entre ellos, el sobrino de su mujer. “Soy parte de un proceso que está en los tribunales, pero pido respeto para todas las partes”, se sinceraba, inyectando el mensaje en la mente de todos los telespectadores y abriendo su corazón, literalmente, a los medios de comunicación y desde los medios de comunicación.